¿Hoy qué es? Lunes.

 

Ahí que te llega Wardog por la puerta, más temprano que ningún día, todo sonrisa y legañas. En realidad la gente ya lleva una hora trabajando, pero oiga, que yo lo valgo.

 

Wardog que saluda a la recepcionista y se sube a por un poleo. En vez de poleo sale barro de charca pestilente.

No pasa nada. No pasa nada.

Me vengo para mi despacho y me siento. Enciendo el monitor y leo los mensajitos que me han dejado algunas personitas mas salás que las pesetas y me digo a mi mismo “Hoy va a estar esto tranquilo”.

Ja.

Ja–ja–ja.

Ja. Ja y Ja.

Cuatro años en esta misma silla y aún soy tan inocente…

¡Bidubibidubi! –Nota mental: cambiar sonido al puto teléfono.

 

Es Babacae, de una de las tiendas. A eso me refería, por tranquila que esté la oficina, las tiendas están ahí. Al acecho. Dispuestas a joderlo todo.

 

–Oye, Wardog, que ha venido una señora y se ha llevado una cosa. Y no tenía dinero para pagármelo todo, así que le he cobrado lo que me ha dado, pero el programa dice que le falta dinero y me ha pedido los datos de la señora y yo se los he dado.

–Ajam. ¿Y?

–Pues que cuando venga esta señora otra vez, ¿qué hago?

 

Esto se lo he explicado mil veces. Pero si vieseis la cara de esta chica, sabríais por qué adopto actitud de “yo te lo explico, mujer” en vez de cortarle las piernas a la altura de las cejas.

 

–Pues mira, picas en el botón que pone “pendientes de pago”, escribes el nombre de la señora y cuando aparezca en la lista, haces doble clic. Aparecerá el ticket que tiene pendiente, le das a F3 para cobrar y listos.

–Ya, si eso lo sabía.

Joder.

–¿Entonces?

–¿Qué le tengo que cobrar? ¿Todo el ticket otra vez y le devuelvo el cambio?

–¿¿¿EH???

–Sí, que si le cobro todo y le doy lo que ya me haya pagado.

 

Hay veces que uno no se puede creer que le pregunten según qué cosas, y como he podido le he explicado que sólo le va a dejar cobrar la parte que quede pendiente.

Vale. Es lunes. Hace un día estupendo.

¡Turut!

Hala, Babacae por Messenger. Cojonudo. A ver que dice…

 

–Wardog, mira a ver qué pasa, que no funciona el programa. Yo creo que no tenemos conesion a internet.–conste que la frase es real excepto, claro, el nombre. Y no, no me he equivocado con la palabra “conesion”. Lo escribió así.

 

Esta la dejé pasar por lo absurdo de la frase misma, pero se ve que cuando no les haces caso, sacan problemas de todas partes.

 

¡Turut!

 

–Wardog, que el ordenador no nos habla. ¿Qué hacemos?

 

Fijaos como serán mis chicas de las tiendas, que en vista de que eran incapaces de leer los mensajes de aviso antes de hacer click en aceptar, hubo que incluir en el programa un sintetizador de voz para que se los vaya leyendo.

Verídico.

 

–¿Habéis encendido los altavoces?

–¿Puede ser por eso?

–…

–Ah, pues sí, ¡muchas gracias!

A veces me da vergüenza que me paguen por esto.

¡Turut! ¿Otra vez Babacae? ¿Otra vez?

Pues no, es Pupas. A ver que dice la estrella del rock esta…

–Wardog, que el programa ha duplicado el presupuesto 765.

–Voy a ver…

Consulto la base de datos. No hay presupuesto 765. Miro si hay cliente 765. ¡Bingo! ¡Y tiene dos presupuestos!

–Dime que le pasa al CLIENTE 765.

–No, al PRESUPUESTO 765.

–Esa columna tiene arriba un titulito que pone “Cliente”, así que lo que hay en esa columna es el número de cliente.

–Que está duplicado el CLIENTE. Lila Mondonguíllez.

 

Yo la mato. La mato mucho. Encima se me pone chula.

 

–¿Cómo va a estar duplicado el cliente?

–Sí, que son dos presupuestos idénticos y uno no sirve.

Yo esto no me lo puedo de creer. Efectivamente hay dos presupuestos con el mismo cliente. Y de hecho es la única similitud. El resto de los datos es distinto. Distinto número de presupuesto, distinto importe, distinta vendedora, distinta fecha…

–No, no son idénticos.

–¿Cómo que no? ¡Si lo estoy viendo yo en pantalla!

–Pues yo también y te digo que uno importa 80€ y el otro 370€. Así que no son iguales.

–Ah, es verdad.

–Y además, cada presupuesto es de una vendedora distinta.

Y era cierto. En uno ponía que era de Pupas y en el otro ponía que era de Gemma (nunca me ha dado un parte de avería ni una queja, de ahí su falta de apodo.)

 

–Ah sí, es verdad. Es que uno es de Pupas Fernández y el otro de Ascensión Zurúllez.

–¡Y quién cojones es Ascensión y que pinta aquí!

–Pues que el presupuesto es suyo.

–Vale. Pues cambia el cliente en el presupuesto.

–¿Y qué cliente pongo?

–Pues a la Ascensión esa.

–Pues no sé hacerlo.

 

Hago un esfuerzo de relajación. Suelto la llave del coche y quito de mi mente la idea de hacer 70km para matarla mucho. Y a su familia. Su semilla ha de ser erradicada definitivamente.

 

–Entras al presupuesto. Picas en la casilla donde se escribe el código del cliente. Escribes el código de Ascensión, guardas los cambios y te sales.

–Ya claaro… ¿y cómo cambio el número de PRESUPUESTO?

–¡QUE ESE ES EL NÚMERO DE CLIENTE!

–Ah, vale. Entonces pongo el número de Ascensión.

–Sí.

Pasó un rato. Yo ya daba el asunto por zanjado.

¡Turut!

–¿Y qué número pongo?

–¡¡Yo que sé!!¡El del cliente que sea!

–Es que es el 756 y está repetido…

 

Joder, joder, joder… esto no puede ser real, no…

 

Se me ocurre que podría preguntarle si conoce el número de cliente de Ascensión. Sé por experiencia que lo tiene memorizado. Lo sé. Pero no soportaría más esta situación. Rezo por que sólo haya una Ascensión en toda la base de datos y ha dado la casualidad de que así ha sido. Lo cambio a cañón en la base de datos. Me enchufo con el VNC a su PC y le muestro que ya sólo hay un presupuesto a nombre de Lila Mondonguíllez y otro a nombre de Ascensión Zurúllez.

 

–¡Pero por qué los has borrado!

–Pupas, vete a la mierda.

¿Hoy qué es? Lunes. Y vamos de puta madre.

 

Estoy en esas de si gritar o romper algo por aliviar tensiones y en esto que entra la jefa. Mi jefa es beata total. Pero beata prototípica de perseguir santos, no follar (lo digo por la cara de mierda pisada que lleva siempre), y ser mala como un dolor. No hace mucho estuvo dando por culo a todos los departamentos porque le desapareció una grabadora de voz con la que va a los saraos de curas estos en los que se habla de una virgen o de un santo o yo que sé; y el caso es que a mi me preguntó como ocho o diez veces porque es un trasto digital y yo tengo que saber dónde está. Claro. Es digital. Tiene botones. Hay un vínculo irrompible entre todo aparato electrónico y un servidor. ¿Lo dudabais?

 

–Wardog, grábame esto en un CD–. El pedir las cosas por favor es algo que no va con un jefe.

–Vale, ahora lo grabaré.

 

Y la tía, meticulosamente saca una grabadora de una bolsa. Un cable USB. El CD de los drivers. Unos cascos. Y el manual de instrucciones. Me mira desconfiada. La miro y sonrío. Ladrón tu padre, bonita.

Le grabo los CDS procurando que la voz quede lo más satánica posible (ecos, reducir velocidad, añadir ruido…) y le bajo los CDs y la grabadora. Pongo los CDs uno a uno en la mesa y los voy contando en voz alta. Saco la grabadora de la bolsa. El cable USB. El CD de los drivers, abriendo la tapa para que compruebe que está, que a ella se le pasó ese detalle, los cascos y el manual de instrucciones. Doblo meticulosamente la bolsa y la dejo en una silla. Sonrío. Enrojece.

Hay días en que estoy muy jodido. Me fastidia esto de los jeroglíficos mentales. Me fastidia perder mi tiempo con chorradas de este calibre. Pero sacarle los colores a quien sea con la misma moneda me sube la moral. Si es que soy un puto perro guerrero y en el fondo me va la marcha.

¡¡¡MmmmwAAAAAHAHAHAHAAAAAA!!!