Ayer me viene lanzadísima por el pasillo donde he ubicado mi nuevo despacho una de las encargadas de la planta de fabricación. Lula.

-Buenas, Lula.
-¡Buenas! ¡No te jode! ¡Cómo que tienes apagada la luz del despacho!
-Está encendida. Todo este pasillo es ahora mi despacho.
-¡Joder!¡No te jode! ¿Y donde estabas antes?
-También es mío. Pa guardar los servidores.

Antes vivíamos todos juntos en apenas 30 metros cuadrados. Ahoralos servidores tienen su espacio y yo el mío. He salido ganando en salud, desde luego. Mi despacho está al ladito de la sala de servidores donde antes estaba el departamento de fabricación. Bueno, pues la cosa es que mi antiguo despacho tiene una puerta que da a la planta de fábrica y la buena mujer quería bajar por ahí. Vaya usted a saber.

-No, por ahí no se puede bajar.
-¿Y eso?
-Porque esa zona está cerrada a personal no autorizado.
-Pues yo estoy autorizada.
-Pues no. Tengo que autorizarte yo y no lo he hecho.
-¡Pues vaya! ¡Anda jodele! ¡Que no me deja! ¡Vamos, déjame bajar!
-No.
-¿Que no me vas a dejar bajar?
-No. Sólo personal autorizado.

Ahí se quedó la cosa. Hoy vuelve hecha un basilisco.

-¡A tí te quería ver yo!
-Héteme.
-¡Canalla! ¡A la de la limpieza sí la dejas y a mí no! ¡Que ayer la ví abrir la puerta cuando estaba limpiando!
-Ella es personal autorizado.
-¡Yo soy más importante que ella!
-Pero tú no me limpias el despacho y Gestapo sí.- Gestapo es la de limpieza, ya os contaré.
-¡Pues a mí me dejas pasar!
-Vale. Pero con las mismas condiciones que Gestapo.
-¿Condiciones? ¿A mí?
-Sí, las mismas condiciones o no pasas.
-A ver qué condiciones son esas.
-Sólo se puede pasar cuando yo esté. Esta la cumples sí o sí porque la llave de la puerta me la llevo cuando salgo a cualquier sitio.
-Vale. Qué más.
-Cuando salgas a la planta de fabricación tienes que cerrar y dejar la llave en su sito. Siempre se esconde debajo de aquella caja.
-Venga, vale. Lo que tú quieras.

Me quedo con cara de póker mientras la veo irse por la puerta de la sala de servidores y cerrar con un sonoro ROOC ROOC. Se ha echado la llave. Al poco vuelve la tía roja de ira por el pasillo y me dice:

-¡Tu eres un cabrón! ¡La vuelta que me has hecho dar! ¡Por fuera no hay cerradura!

Lo siento mucho. Las lágrimas de la risame impidieron preguntarle cómo hubiese dejado la llave en su sitio de haber habido cerradura por la parte de fuera…

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