¿Por qué escribo este blog?
Los chicos de Soporte Técnico Tonto, majos ellos me mandan un meme. Que dicen que explique por qué escribo este blog. Pues vamos allá.
Básicamente, resumiéndolo mucho, diré que lo escribo porque me sale de los cojones. Si no quisiera escribir, no lo haría. Y ahora viene el por qué me sale de los cojones. En realidad es muy sencillo.
Tengo un trabajo estresante, no por la complejidad del mismo, que no es tanta, sino porque me las tengo que ver con una serie de entes pluricelulares y unineuronales que sacarían de quicio a cualquiera.
Tengo, normalmente un temperamento afable, y creo que las personas, aún las unicelulares merecen un mínimo respeto. Aún conservo cierta fe en el género humano. Si alguien no sabe, le enseño. Eso no es malo ni duele.
Pero cuando los «humanos» empiezan a convertirse poco a poco en electrodomésticos, véase por ejemplo el caso de Lucky, el temperamento afable va tomando un regusto ácido, luego agrio y después destructivo.
Lo normal es que la cosa se quede en el regusto ácido. El que llega a provocarme el regusto agrio, suele pasarlo mal. Y si la cosa llega a provocarme afán destructivo, que se agarren los machos que vienen curvas.
Poseo además, un carácter frío. No se puede decir exactamente que sea una persona tranquila. No me altero fácilmente ni reflejo mi nerviosismo. Trato de controlar eso para no cometer errores. Intento ser metódico, calcular pros, contras y procurar ver consecuencias directas e indirectas de una acción. Además, considero que mostrar emociones alteradas supone una muestra de debilidad y realmente me funciona. Se me respeta bastante en esta empresa, e incluso creo que doy un poco de miedo.
Con estas premisas, el sarcasmo es un arma útil con la que insultar, provocar, y hacer reflexionar a los entes humano-electrodomésticos que por aquí pululan. Yo me quedo tan a gusto, el luser se ofende y mis emociones quedan perfectamente a cubierto.
Sin embargo, día tras día, sufro incontables ataques a mi inteligencia. Innumerables atentados a la lógica e incluso intentos de ataques personales. Obviamente no os cuento todo lo que pasa en Killminds, ni mucho menos, sólo aquello que puedo convertir en una carcajada.
Estos ataques, o intentos de ataque, provocan en mi persona un profundo desasosiego. Me sube la mala leche, se me acelera el pulso y la bordería se me recrudece. Por eso, como no quiero que personas ajenas a Killminds, como pueden ser mi novia y mis amigos, sufran mis borderías escribo este blog. Aunque bien podría ir a un psicoanalista a que me revisase el neuronamen, eso sale caro y consume tiempo. Y tiempo tengo poco al cabo del día. Y ese tiempo es para mí y los míos.
Como no voy al psicoanalista, escribo este blog. Este blog me sirve de válvula de escape, me relaja. Siempre he tenido afición por las artes. Me gusta dibujar, modelar arcilla (hace un huevo que no lo hago), componer música (pfff… no hace tiempo que no lo toco), y no hará mucho, descubrí que la escritura me hacía mucho bien. Verbalizar sentimientos no es algo que me resulte fácil, sin embargo, escribiéndolos me obligo a ello. Transformo algo que me ha afectado por las causas que he dicho antes, porque atente contra la lógica o contra mi inteligencia, algo que me cabree profundamente en algo que me haga reír.
El simple y mero hecho de convertir algo amargo en algo gracioso me alivia. El proceso de escribir cualquiera de las historias de este blog ha sido siempre profundamente terapéutico. Recurdo algunos posts que liberaron sonrisas en mí mismo y alguno más y que fueron escritos en momentos de cabreo considerable. Ejemplos como este, este, este otro, este, por supuesto este y algunos más.
Pero como no sólo de cabreos vive el hombre, escribo también sobre sucesos que me resultan graciosos, como este, este o este. Y luego están los posts creativos, como el diccionario (ay dios, que lo tengo abandonaíco), o este, este o este otro. Son los posts que escribo cuando me da el venazo, algo hace tilt en mi cabeza y surge una idea espontánea. Me pongo al teclado y surge una historia que al principio ni yo sé cómo va a terminar.
Al final, escribo porque me gusta. No, mejor dicho: porque me sale de los cojones.
Le voy a pasar el meme a Jack y a Axa.
Por cierto, Jack, no me he olvidado del juego del «Blogger pensante». Ya sabes que no voy fino de tiempo, machote. Y ánimo.
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