La práctica (palo palito paloé)
–Oye, Violeta, ¿tú sabes usar Excel?
–Claro… ¿por?
–Es que se me está ocurriendo una cosa. Oye, MKII, ¿tenemos todavía esa Surface que se calentaba como una perra en cuanto le dabas tralla?
–Aquí la tengo, sí…
–Trae, que ya tiene dueña.
El BOFH-Zen es nuestra guía, es nuestro camino, nuestro origen y nuestro destino. No es un medio y no es un fin. Es el éter en el que nuestra vida profesional fluye. Cuando te opones al BOFH-Zen, su corriente te empuja, te arrastra y te destroza si te enfrentas. Por eso, cuando al BOFH que persigue la mejora continua, la iluminación del BOFH-Zen, se le presenta un obstáculo, no debe hacer más que lo que hace la corriente que bajaba de la montaña hace dos posts: fluir alrededor, abrazarlo, erosionarlo e incorporarlo a la corriente del BOFH-Zen. Porque para el Zenner, el seguirdor del BOFH-Zen, nada impide el viaje hacia la mejora del todo. Y como en el diodo Zenner, sólo se fluye hacia la mejora, excepto que le toques los cojones hasta vencer la resistencia y entonces obtendrás resultados impredecibles.
MKII saca la tablet y me la pasa. La restablezco y al cabo de un rato se la doy a Violeta. La mira con deseo. A mi me mira con desconfianza. Bueno. Al menos me mira.
–¿Qué quieres que haga?– me pregunta.
–Verás, Creo que para ser de sistemas, no te gustan mucho los sistemas.
–No, en realidad a mi el hardware no…
–Bueno, ¿y la nube?
–Pues…
–Y programación no te llamaba nada. Andar con tantos algoritmos, tantas palabrotas, ¿verdad?
–¡Me has calado!– me dice riéndose.
–¿Y entonces, por qué te metiste a estudiar sistemas?
–No lo sé, la verdad, es que tampoco tenía muy claro qué estudiar y estudiando informática por lo menos estaría con ordenadores y se me hacía más entretenido.
–¿Y las notas qué tal?
–Bueno… las marías sin problemas, pero las más técnicas me han costado un poco, la verdad.
–¿Las marías?
–Formación y Orientación laboral, Inglés técnico, Religión… esas cosas.
–Bien –me la quedo mirando un buen rato. Por joder. Ella sostiene su tableta y se pregunta si la podrá encender ya–. Pon tu tableta en marcha, instala una suite ofimática y cuando lo tengas me lo dices. ¿Entendido?
-¡Entendido!
Me vuelvo a mi mesa con cierto desasosiego. MKII me lo nota. Me pregunta por Whatsapp qué me pasa. Le ignoro, como siempre. Whatsapp no es una herramienta de comunicación profesional. Además, no sé cómo explicarle que ha sido soltar la tableta y sentir un escalofrío subir por la columna hasta dolerme el cuero cabelludo.
En el éter del BOFH-Zen no hay cicatrices, pero hay memoria del pasado. Estas memorias son como piedras. Cuando caen en la corriente del BOFH-Zen se hunden pero provocan ondas. El BOFH-Zenner puede sentirlas, pero hasta que no alcance la plena iluminación sólo sentirá la onda, no la forma y el origen de la piedra.
Violeta parece una inútil más criada entre algodones, que se mete en esto como se podría haber metido a diseño de joyería o tornero fresador. Sabe que tiene la vida resuelta y tanto le da una cosa como otra. Se mueve con la tecnología igual que se mueve en la vida: a base de billetes y de aparentar. Su móvil vale más que mi portátil.
Y está aquí, en mi departamento. Mi superior directo es un adicto a leer manuales de todo, especialmente de cosas que no va a usar nunca. Ha leído incontables libros sobre SAP. No usamos SAP. Ni se le pasa por la cabeza sugerir implantar SAP. No le gusta SAP. Igual con Navision, SAGE, Velneo, Windev… No sé qué busca. Por otro lado es un feroz escritor. De manuales, claro. Escribe todo lo que hace. TODO. Miles de ficheros de Word. Podría usar un WordPress, una Wiki, Yo qué sé. Pero no. Miles de ficheros de Word. Los organiza por directorios temáticos y el día que se le resiste encontrar un fichero en concreto, reorganiza el árbol y ahí echa el día. No me malinterpretéis, es un trabajo soberbio. Ejecución rara, pero útil, si no fuera porque entre mis muchas manías, me repatea tener que abrir documentos de Office en general. No os puedo dar una excusa racional. Las conchas de las chirlas me producen escalofríos sólo de pensar en ellas. No es racional, pero ocurre. Pues eso.
Daisy, en cambio, es una fuerza de la naturaleza. Si la tecnología fuese parte de la naturaleza, su diosa regente sería Daisy. Vive en comunión con el hardware y sólo con el hardware. Ama al cable como a sí misma. Cuando Daisy parchea un panel tienes que fingir que vas a supervisar el trabajo par poder deleitarte con semejante obra de arte. Los cables entrantes peinados con primor, con tanto mimo que ninguno tiene querencia a moverse. Su sitio es ese para siempre. La carcasa cortada a la distancia exacta, y por supuesto, perfectamente crimpados. Si cayese por un acantilado y en el último segundo pudiera agarrarme a una maroma de 80mm de diámetro amarrada a una argolla de acero a su vez embutida un metro en hormigón armado, o a un cable crimpado por Daisy, tened por seguro que confiaría mi vida a ese cable sin dudarlo. Daisy toca un disco y le cura los sectores relocalizados. Daisy toca una impresora y los cartuchos duran el doble. Daisy entra en el CPD y los servidores bajan la velocidad de los ventiladores. Daisy pasea por los despachos y los PCs escupen las bolas de pelusa solos. Daisy se acerca a un armario de comunicaciones y las botnets que están atacando los firewalls paran en seco. Daisy te mira y no percibes a alguien humano tras esos ojos.
Yo hago el gilipollas, manejo el ganado y a veces arreglo cosas.
Pero Violeta… Violeta es el enemigo. Es una consultora en estado larvario. No tiene ni idea de qué está haciendo, no sabe lo que tiene entre manos, no sabe hacer nada, oye campanas y no sabe por dónde. La naturaleza de Violeta es netamente odiosa, es improductiva, es perversa, seguro que en su Spotify Premium tiene una lista en la que aparece Bad Bunny.
Y sin embargo, estoy emocionado. Por fin tengo uno de su especie virgen, sin mancillar. Violeta representa la única oportunidad de su raza para demostrar que son algo más que tacones, gomina y corbatas.
–Ya he terminado –me dice Violeta con expectación en la voz.
–Genial. Hora de que te enseñe el chiringuito.
La agarro de un brazo y tiro de ella en dirección a las oficinas. Vamos departamento por departamento haciendo las presentaciones.
-¡Buenos días, amables comerciales, os presento a Violeta, la última incorporación de la empresa que se va a encargar de hacer vuestra vida mucho más fácil!
Y sin dejarles turno de preguntas, marchamos a otro departamento dejándolos como un rebaño de ovejas viendo pasar el tren.
-¡Hola, contables y administrativos! ¡Os presento a Violeta, que hará que venir a trabajar a esta casa sea poco menos que un pecado! ¡Maná del cielo! ¡Maná del cielo! ¡Gloria y pan de leche con mermelada de melocotones-nalga!
Y la pobre Violeta con su infinita timidez diciendo hola con la manita y sin saber dónde ponerse.
-¡Hola marketinianos maqueros del market! ¡Os presento a Violeta! ¡No va a hacer nada por vosotros pero bueno, vedla, aquí está, y sin embargo os gobernará a todos!
Y la miraron a ella. Y a mi. Y volvieron sus ojos a las pantallas Retina 5K para editar la enésima foto para redes sociales. Al fondo, un becario en un dual core con pantalla de 15 pulgadas edita el catálogo general.
Volamos así de departamento en departamento y terminamos en una máquina de café desierta.
–¿Cómo quieres el café? –pregunto.
–Capuchino, por favor, con extra de azúcar.
–Marchando. ¿Sabes? Tengo la teoría de que una persona a quien no le guste el café no vale para este oficio.
–¿A quién puede no gustarle el café? –contesta ella divertida.
–Hay mucho degenerado por ahí. Hablando de degenerados, ¿qué te ha parecido la empresa?
–Es enorme, hay muchísima gente. ¿Cómo lo hacéis para llevar todo esto entre tres personas?
–Bueno, la verdad es que no lo sé. Aparte de esta sede hay unas cuantas más. Algunas tienen compañeros, y otras las llevamos desde aquí.
–¿Hay más?
–Siempre hay más.
Da un sorbo al café y mira alrededor como intentando hacerse una idea del concepto «siempre hay más».
El camino del BOFH-Zen es infinito, es ignoto y no tiene origen ni final. Siempre hay más. Hay un plan. Hay objetivos que no son más que hitos alrededor de los cuales fluyen los esfuerzos del Zenner. Un seguidor del BOFH-Zen no hace su trabajo. Su trabajo es mutable. Puede que por la mañana el hito a alcanzar fuera uno, pero el infinito caudal de estupidez e incompetencia del que el luser, en su inconmensurable Yang marrón se entrelaza con el BOFH-Zen en una danza infinita de cagada-reparación. Siempre hay más por hacer.
–¿Sabes qué quiero que hagas mientras estés haciendo tus prácticas?
–Ni idea — dice mirando la tableta que sujeta en su mano izquierda.
–Lo que quiero es que documentes lo que falta.
–¿Perdona? No entiendo.
–Quiero que me digas qué falta. ¿Puedo ser sincero contigo?
–Claro.
–No tienes ni idea de nada técnico pero se te da de puta madre quejarte.– Me mira fijamente. Guardo silencio y sorbo mi café.
El que ha sido tocado por el BOFH-Zen goza del sentido de la empatía. Igual que un oso polar puede ver claramente una foca a kilómetros por el contraste del animal contra el blanco del hielo, el BOFH puede detectar un luser tan sólo enfrentándolo al blanco vacío de alma. Con unos años de experiencia puede ver al luser con más exactitud y conocerlo mucho mejor de lo que se conoce a sí mimo.
–No te enfades. Es una virtud de puta madre. Vamos a ir a ver a la gente del almacén de recepción. Hay un problema allí desde hace casi un año y hoy lo vamos a resolver.
La conduzco hacia los muelles de entrada de mercancía donde se están afanando un montón de operarios. Subimos a una pasarela de mantenimiento.
–Mira cómo trabajan.
–¿Y qué tengo que mirar?
–Busca problemas. Quiero que busques problemas. Yo te voy a dar la solución y tú vas a elevar la necesidad a nuestro superior.
–¿Al tito $Hyperbosss?
–Mejor será que no le llames tito $Hyperboss en público o nadie te va a tomar en serio.
–Vale.
Se queda mirando cómo van y vienen por el almacén durante un rato. Yo me echo una partida al Data Wing que es una cosa que siempre me da paz. Nueve niveles después por fin su alma de consultora brilla y me tira de la camiseta.
–Yo aquí sólo veo gente andando de un lado para otro.
–Ajá. ¿Y qué llevan en las manos?
–Nada.
–¿Seguro?
–Bueno, todos llevan un móvil horrible en la mano.
–Son terminales de mano. Los usan para identificar la mercancía entrante.
–¿Y por qué van de los camiones al fondo de la nave y se vuelven?
–Pues porque no llega la cobertura de la red inalámbrica.
–¡Aaaaaaaah!- exclama y se queda moviendo la cabeza arriba y abajo mientras sigue obnubilada el atareado patear de un operario especialmente orondo.
–Abre tu Excel- le pido para despertarla.
–¡Ah! ¡Sí!- responde recordando que lleva su Surface debajo del brazo con evidente felicidad.
El Zenner que ve al luser en toda su imbecilidad, en toda su imperfección sigue el camino correcto del BOFH-Zen. Pero aquél que es capaz de elevar la imbecilidad del luser hasta su máxima cota, ese, encontrará la paz.
–En la primera columna escribe en el título «Deficiencia encontrada».
–Voy. ¿Le pongo algún color o algo?
–Yo es que soy de texto plano, pero tú a tu bola.
Sombre la celda con un rosa pálido y las letras en un gris oscuro. Me mira buscando aprobación. Me encojo de hombros.
–En la siguiente celda escribe «Inpacto».
–Voy.
–Con M, criatura, no me obligues a hacerte un túnel entre las orejas con un bolígrafo.
–Uy, perdón. ¿Lo coloreo también?
–Por supuesto. No hay cosa que me fascine más que un excel con colorines.
Elige un rosa más oscuro para el fondo y un gris casi blanco para el texto. Tiene un don.
–En la siguiente escribe «Propuesta». Dale color también.
–Voy. Un azulito verdoso para esto.
–Y en la siguiente, escribe «Beneficio».
–¡Uy! ¡Esa tiene que ir en verde campo de golf!
–O verde billete de 100€
Se saca un billete de 100€ de la cartera, lo mira, lo remira, lo guarda con disgusto y dice «No, qué va».
–Da igual. Debajo del encabezado de la primera columna, y sin colorear ahora, describe lo que vemos aquí.
–¿Y qué es lo que vemos?
–¿Qué te parece a ti que vemos?
–Gente dando vueltas con los móviles raros esos en la mano y los camiones sin descargar.
–Redáctalo.
–Los operarios del área de descarga no pueden descargar los camiones rápidamente porque los móviles horribles…
–Terminales de mano, para que te entiendan.
–porque los terminales de mano no tienen cobertura en… ¿cómo se llaman esas puertas raras?
–Muelles de descarga.
–Muelles de descarga.
–Perfecto. En impacto tienes que redactar en qué perjudica eso a la empresa.
Violeta se queda mirando al techo, enroscando el mechón rebelde de su pelo en un dedo una y otra vez.
–No se me ocurre nada, la verdad. Ellos están de un lado a otro paseando pero no se meten con nadie ni nada, están tan pichis.
–¿Seguro? Vamos.
La arrastro del brazo hacia los muelles. Algo debe intuir porque sus pasos son cortos y temerosos. Localizo a un tipo del tamaño de dos. Mide 2x2x2 metros.
–¡Kubo! ¡Ven un momento, haz el favor!
–¿Qué hostias quieres?
–Presentarte a Violeta. Es nueva en la empresa pero os va a solucionar tela de problemas.
–¿Esta? ¡Eh! ¡Venid, que Wardog ha traído a una que nos va a solucionar la vida! ¡A ver cuándo cojones vamos a poder trabajar a gusto!
–Yo… yo…–balbucea Violeta mientras a nuestro alrededor se congregan los mozos de almacén.
–¿Tú te crees que para cada palet tengamos que ir hasta la puerta de la nave porque no tenemos cobertura? ¿Tú te crees que así se puede trabajar?
–Pero yo no… yo…– más obreros se acercan a ver qué se cuece. Yo me escabullo dando un paso atrás, dejándola con sus nuevos compañeros.
–¡Hasta los cojones de patear estoy! ¡Y me dice el médico que tengo que andar! ¡Como si hiciera algo más en todo el día!–grita uno indignado por tener el corazón sano y unos gemelos como piedras.
–¡Si el jefe supiera los sueldos que hay aquí tirados os colgaba a los informáticos por los huevos!– razona otro elemento al oído de Violeta.
–¡Aaaaah! ¡Qué lástima que no tenéis que descargar así un camión! ¡En cuanto me salga lo que sea es que ni me lo pienso!
Violeta se gira para buscarme y no me ve. No es cobardía. Debe saber enfrentarse al luser, aunque sea una lucha entre hermanos. Silbo para que me ubique al pie de las escaleras de la pasarela y se viene corriendo sin ningún pudor. Frustrados, los demás trabajadores vuelven a su interminable caminar del camión a la nave.
–Entonces, qué, ¿hay impacto o no hay impacto?
–¡Están mosqueadísimos, te lo juro! ¡He pasado miedo y todo!
–Seguro. ¿Hay impacto?
Se queda pensando de nuevo. Rizo al dedo. Me da la sensación de que su disco duro es mećanico y rota a la velocidad del dedo. Al cabo de un rato se pone a escribir en la tableta. Leo «Los trabajadores están disgustados y desanimados, no pueden hacer su trabajo con rapidez y se quejan de que se desperdician sueldos a lo tonto».
–Bien enfocado, pero para quejarte bien tienes que ser concreta. No puedes decir que el trabajador se queja de que desperdician su sueldo. Tienes que ser tú quien lo sepa y lo tienes que cuantificar. Y además, tienes que explicar cómo lo has cuantificado.
–¿Y eso cómo se hace? ¿Lo cronometro o qué?
–Por supuesto. Mide el tiempo que se pegan paseando durante media hora, multiplicamos por dos para tener el tiempo que gastan en una hora, luego por ocho para saber cuánto sale por jornada y por último, por 22 días laborables del mes.
–Vale, vale, ¿lo puedo medir ahora?
–Por supuesto. Adelante–. Es una bestia. Ha dicho «puedo» y no «tengo que». Está disfrutando. Esto es lo suyo. Es consultora y no lo sabe. Seguramente el escalofrío de antes fue por esto. Es una consultora de pura raza y mi sentido BOFHácnido me avisaba.
Media hora de Data Wing con auriculares después Violeta tenía una estimación por trabajador del tiempo que perdían con el terminal de mano.
–Cada operario cuesta cerca de 2.000€ a la empresa por mes entre sueldo y seguridad social. Haz la cuenta y lo redactas bien clarito ahí abajo, que se vea cuánto dinero se gasta por este problema.
–Vale. ¿Y en propuesta qué pongo?
–¿Te imaginas qué podría solucionar este problema?
–Supongo que poner una WiFi buena en los alambres esos.
–Muelles.
–Eso, muelles.
–¿Y sabes lo que sería de puta madre?
–¿El qué?
–Poner una red WiFi de puta madre en toda la central, en la que sepamos quién se conecta dónde, con cobertura por todas partes, poder aislar usuarios, conexiones mucho más rápidas… y tampoco se nos iría de precio. Trae la tablet, que te hago una simulación.
Cacharreo un rato en la tablet y le hago el diseño, sacamos un precio aproximado, lo coloca todo en su Excel con mimo. Se queda mirando la tablet, sube y baja la hoja de cálculo con una sonrisa feliz en la cara. Me mira y me dice:
–Pues este trabajo sí que me gusta.
–Te falta ahí poner el tiempo de retorno de la inversión.
–¿Y eso qué es?
–En cuánto tiempo el ahorro de personal supera el gasto de la instalación.
–Pues no todo el mundo puede hacerlo. Sólo unos pocos pueden sacar estos proyectos adelante. Creo que tú eres una de esas personas.
Me mira arrobada y me pregunta:
–¿Y ahora qué hacemos con todo esto?
–Ponerlo en un Powerpoint y enseñárselo a $Hyperboss para ver si te lo aprueba.
–¡Voy!
Sale corriendo hacia el despacho. Me la quedo mirando con las manos en las caderas como un padre orgulloso. La sigo con la mirada mientras corretea hasta que vuelve a donde estoy de nuevo. Es un desastre.
–Que me he perdido, no sé volver a la oficina.
–No, si ya. Venga, tira- le digo dándole una colleja blanda.
–¡Me encanta este trabajo! ¡Me siento dinámica!
Me quedo helado. Escalofrío. Incertidumbre. Sentido BOFHácnido en a tope. ¿Qué coño está pasando?
El BOFH-Zen no da la omnisciencia. El BOFH-Zen otorga el don de clarividencia y un aguante descomunal en la ingesta de cerveza. Pero durante el camino a la iluminación el BOFH puede sentir en lugar de ver. Es un proceso largo, de aprendizaje, prueba y error. Sin embargo, un Zenner siempre sabrá hacer caso a sus tripas porque, si no es un mulatito submarinista, serán un aviso invaluable de que algo no está alineado con los preceptos del BOFH-Zen.
Subimos de vuelta a la oficina y Violeta va de cabeza a su mesa, con su tablet a confeccionar una presentación realmente buena. Se preocupa de aplicar la imagen corporativa y cada diapositiva tiene sentido. MKII me mira si me inquiere con la barbilla. Me acerco y le susurro:
–Pues resulta que es la hija de Astaroth.
–¿DEL ABOGADO?
–Baja la voz, imbécil. Resulta que no sabe hacer nada pero piensa como un consultor, colega. Y está en nuestro equipo. ¿Tú sabes lo que es eso? Tenemos un tesoro, Maki.
–Uy, ahora que dices consultor. $Hyperboss ha vuelto a contratar a Fuckingcrack.
Las tripas, idiota. Hazle caso a las tripas.
Primeeeerrrrrr. Rediossss cuánto tiempo 🙂
Comentario by Largacha — 15 abril, 2025 @ 17:26
Seguuunn!!
Comentario by Pedro — 15 abril, 2025 @ 17:30
Vamos! Que ganas de volver a leerte!
Comentario by jabujavi — 15 abril, 2025 @ 17:42
Yo era primerrr cuando el formulario aun no estaba abierto.
Tongo! 😀
(me turboflipa que hayas vuelto!)
Comentario by Rrazo — 15 abril, 2025 @ 17:43
La verdad es que te echaba de menos…
Muchas gracias por volver!!! ^_^
Comentario by Chato — 15 abril, 2025 @ 18:36
Se me ha saltado una lágrima
Comentario by Carlos — 15 abril, 2025 @ 18:55
Me has alegrado el mes de Abril!
Comentario by Antonio Martín — 15 abril, 2025 @ 18:56
¡5 años! 5 años sin historias nuevas. ¿Pero cómo has podido? ¿Sabes cuántas veces me he releído el blog entero? ¡Eres cruel, y malvado! 8P
Yo no me rio nunca al leer, por muy gracioso que sea el texto. Con éste, se me han escapado 3 carcajadas bien sonoras. Qué grande eres, Wardog.
P.D.: Queremos más. No nos tengas otra vez esperando así. Porfi. ó_ò
Comentario by Yomes — 15 abril, 2025 @ 19:35
Se te ha echado de menos, me alegra leerte de nuevo.
Comentario by Chipicharrez — 15 abril, 2025 @ 19:48
Ha sido maravilloso pasar un milisegundo la mirada como cada día durante cinco años por esta web, ver «palo palito paloé» y pensar, ¿cómo? Volver a leer, ¡¿Qué?! Vuelvo a leer. Sí, es un post nuevo… Lagrimilla nostálgica.
Para todos nosotros ha pasado mucho y para ti también Wardog, pero siempre es un placer recuperar a un cronista conocido.
¡Gracias! ¡Y vuelve pronto!
Comentario by Datox5 — 15 abril, 2025 @ 20:24
Joer, no ha llovido ni nada desde el último ^^U Recuerdo leerte en mi anterior curro por última vez ^^U
Comentario by Umbriel — 15 abril, 2025 @ 20:29
Nunca perdí la esperanza!! 🔥🤟
Comentario by Birus22 — 15 abril, 2025 @ 20:50
Casi me da un vuelco el corazón cuando se me ha actualizado el lector de RSS, entré pensando que era un error.
Igual de bueno que siempre, avisando a los amigos de que Wardog ha vuelto. Nos tenías preocupados
Comentario by LopeZ2 — 15 abril, 2025 @ 21:15
¡La espera ha merecido la pena!, nos vemos en 5 años. xD
Comentario by Nas2meetu — 15 abril, 2025 @ 21:35
Brutal wardog que ganas tenía que volvieras!!
Comentario by NaVaRRuS — 15 abril, 2025 @ 22:19
Alabado sea el kernel Match! Ha vuelto!
Comentario by Shoguncete — 15 abril, 2025 @ 22:26
Ostia!
Valieron la pena todos esos lusers sacrificados en aras de que volvieras.
Voy a sacrificar a un par más, por si acaso….
Comentario by JoderSoyYo — 15 abril, 2025 @ 23:00
Ah caray, la pandemia hizo que $hyperboss olvidara al fuckingcrack y la fortuna que le hizo perder! Más lío en puerta para nuestro viejo héroe!
Comentario by Hasc — 15 abril, 2025 @ 23:06
No me jodas. 5 años esperando, y tú publicas en un día de pase a pro infernal. Me cago en tu oido.
❤️
Comentario by Javier Lobo — 16 abril, 2025 @ 00:07
He, hola.
Muchas gracias por seguir sacándonos sonrisas
Comentario by elMestre — 16 abril, 2025 @ 01:15
Mil gracias, Wardog, se te ha echado mucho de menos. No nos hagas esperar otros 5 años, por favor.
Comentario by Efrén López Fernández — 16 abril, 2025 @ 01:18
Ya te extrañaba, excelente que estés de regreso
Comentario by Oscar — 16 abril, 2025 @ 01:46