Un nuevo mundo (II)
La sensación después de volver de Brainrotten & Fugue fue… extraña. Nadie en su sano juicio se alegra de volver a la oficina. Pero después de aquello, entrar por la puerta de Suprakillminds fue algo balsámico. Dejar atrás el color marrón y pasar al blanco puro – blanco seguro fue todo un alivio. Pero el alivio duró poco. El marrón es un color que lo mancha todo.
Al día siguiente de nuestra visita a las instalaciones de aquél vertedero llegué más tarde al trabajo. Cosas de terminar a las tantas fundido y levemente cabreado. Para rematar, Flash (¡¡AHAAAAAAA!!) ya estaba allí con El Máquina II. Ambos sentados frente a la pantalla de mi superior, el formateador implacable mirando atento y tomando notas en su cuaderno de cuadritos y el otro haciendo gala de diplomas con consonantes. Bella estampa. Sólo un estómago curtido como el mío puede superar eso sin desayunar.
Saludo con la cabeza y les lanzo una mirada de odio que no pudieron interpretar, seguramente debido a mi densa muralla de legañas. Me sirvo un café. Me lo empiezo a tomar de pie, y mientras me recuerdo a mi mismo que debo esconder el paquete de café para que MKII no vuelva a hacer esta mierda aguada – la máquina de cápsulas sufrió un extraño accidente mientras MKII optimizaba el consumo, pero esa es otra historia-, me entretengo rascándome los ojos y con el clinc clinc de las legañas al caer en el suelo intento volver al mundo de los vivos. Joder. Terminar a las 3 de la mañana no es ni medio sano. La nueva sede podía estar un poco más lejos y con peores carreteras, pero entonces seguramente no le interesaría a Suprakillminds porque tedrían que contratar sherpas.
Cuando me siento con fuerzas suficientes me pongo a revisar mis notas y a preparar el viaje de vuelta a la zona marrón. Voy preparando la lista de hardware y las licencias, echando software a varios discos duros y todo eso que se hace cuando uno se va de exucrsión al zoo para mecanizar algo. No tengo un plan claro y paso de discutirlo con mi entretenido superior inmediato. Está demasiado ocupado con su nueva mascota. Le encanta lo que está haciendo. Tal vez sea por eso que dice el refranero popular: «El que sabe, hace; el que no, enseña».
Los dos individuos que tengo al lado siguen a lo suyo, formándosela. Yo me pongo a responder correos. De pronto, caigo en la cuenta de que no he avisado a MKII de una cosilla.
-MKII, un tema, así, por si se os ocurre. A Tripaguarra1 no se le toca.
-Tranquilo a tu criatura no le vamos a hacer naaaada… ni que fuera la joya de la corona.
-No, si lo que pasa es que miedo me da que toquéis algo que no tenga GUI.
-¿El qué? ¿Ya te estás inventando palabras otra vez?
-Ventanitas. Cosas sin ventanitas. No se tocan. Caca.
Tripaguarra1 es el primer servidor con Linux de Suprakillminds. MKII no creía posible ahorrarse la licencia de un Windows Server para montar un servidor de ficheros, o que al menos iría peor. Tras la demostración de que ni va peor ni cuesta una mierda de mantener, está esperando que reviente cualquier día de estos. Le cambio por si acaso la contraseña de root y la de su usuario para administración y no digo ni pío. Monto la lista de hardware que hay que pillar, imprimo el documento correspondiente y se lo pongo a MKII delante de los belfos.
-Firma, majo.
-¿Y esto?
-Hard para Brainrotten & Fugue.
-¿Todo esto?
-De momento…
-¿Cable ethernet categoría 6? ¿No hay cableado?
-UTP categoría 3.
-Ese vale, hombre.
-Entonces vas tú y montas allí-. Me mira. Mi índice de pandosidad le indica que no es buen momento para discutir sobre el tema.
-Vaaaale… ¿¿Cuántos ordenadores??
-El más moderno es un Celeron a 1.8GHz. Si ves qué tal, nos vamos apañando. O lo usamos de servidor, porque tampoco tienen. A tu sabia elección lo dejo.
-Jodeeer… conforme está el presupuesto…
-¡Tio! ¡Es Brainrotten & Fugue! ¿Qué puede ir mal?
-Ya, ya… claro… ale, ya está, firmadito.
-Vale. Anda, cúrsalo tú todo, que yo necesito un café de verdad. Voy al bar.
-Voy contigo y así..- dice Flash. Se levanta de la silla y se dispone a seguirme pero cuando me ve la cara se sienta muy despacio.- O mejor me quedo y voy repasando lo de las IPs…
-Ah. Sí. Mejor.- No estoy para socializar con seres que acaban de aprender a andar sobre los cuartos traseros.
Intento llegar al bar antes de dormirme. En el ascensor me encuentro a $Hyperboss con cara de pocos amigos. Nos miramos. Serios.
-¿A dónde vas?- me pregunta con su voz de me voy a comer a alguien.
-Al bar. Necesito café.
-Voy contigo. Necesito whisky.
Esta empresa es así. De buena mañana y empinando el codo. Luego que si compramos empresas marrones y amariconadas que para que funcionen necesitan una inversión de puta madre que ya veremos si recuperan. Pero oye, qué sabré yo del negocio del farfullo oxigenado. Yo a lo mío que es la tortura del luser.
Entramos en el bar y el camarero, a fuerza de vernos todos los días nos pone lo que queremos sin decir más que buenos días. Al menos alguien competente, oye.
-¿Qué tal por Brainrotten & Fugue?- Me dice el jefazo con la mirada clavada en el vaso.
-Ah, de puta madre. Marrón.
-¿Marrón? No me hables en tu idioma. Dime qué pasa allí.
-Marrón. Hay un marrón en la informática alucinante. Un marrón organizativo. Un marrón con el personal. Marrón, vaya. Mire donde mire, veo marrón.
-Vaya tela. Por lo menos son rápidos fabricando. Los datos que me ha pasado Al Right son cojonudos.
-¿Y de dónde se los ha sacado el colega?
-Se los pasó el gerente de Brainrotten & Fugue.
-¿Y quién los ha contrastado? – Se me queda mirando como el que ve Telecinco por primera vez. Una mezcla de asco y terror.
-Mierda- escupe por fin y se mete medio vaso del tirón.
-Un negocio redondo, ¿eh? ¿Y no sería mejor dar marcha atrás?- Ese puntito de luz, a lo lejos: esperanza.
-No puedo. Ya he dado mi palabra. Y eso es sagrado.
-¿Y la pasta? Mire que esa también es sagrada…
-Sí, eso sí-. ¡Pluf! Punto luminoso a tomar por culo.
-Vamos, que estamos jodidos.
-Mariano, ponme otro.
-Pues yo mañana me voy con el bellastampa de Right a ver si apañamos aquello. Que no les falta más que hacer la contabilidad en tablillas de arcilla con caracteres minoicos.
-Encima eso, que ahora hay que montarles la oficina.
-Y los servidores, y la red, y el software… una joyita-. Otro medio vaso.
-Madre mía… en fin, móntalo y que funcione. Al te ayudará con la gente y se va a encargar de la organización del personal. Y si no chuta, se va a la puta calle.
-$Hyperboss, no se puede ir tentando así a la gente de buena mañana.
-¿A qué te refieres?
-Nada, nada, cosas mías.
Yo me subo de nuevo a la oficina y $Hyperboss se va al bar de enfrente. No le gusta que le vean tomarse más de dos copas seguidas en el mismo bar. Me imagino lo que debe estar pasando por su cuerpo: millonada invertida en un Mercedes que corre mucho y gasta poco y resulta que le han vendido un 2CV de una tal Mercedes, señora sana y previsora que corre mucho para coger el autobús y gastar poco en gasolina.
Mientras voy subiendo las escaleras me sueba el bambiduber.
-Sistemas itinerantes, comuníquese en clave de fa.
-Wardog, ¿dónde están mis ficheros?
-Donde tú los hayas dejado. Probablemente en la papelera.
-No, no están.
-¿Seguro que sabes dónde los dejaste?
-Que sí, coño, están en el servidor, donde me dijiste que había que guardarlos para que los metieras en los buckets esos y…
-Backups. Espera…-saco el móvil y le hago ping a mi interlocutor, que a la sazón es usuario y no luser. Responde. Uy qué mal… ping al servidor. No responde. No puede ser. Ping. No,mierda, ¡no!. – Te llamo en un momento.
-Pero mis ficheros…
-Abre tu mente. Escucha. Que te llamo en un rato. Fuma. Café. Échale la culpa al informático. Fóllate un sacapuntas. Ahora te llamo yo.
Cuelgo y salgo escopetado hacia el CPD. Llamo a MKII por el camino.
-Sist…
-¡Dónde cojones está Flash!
-En el CPD.
-¡Insensato! ¡A qué cojones le has mandado allí!
-Nada, para que lo vea, hombre, que vea un CPD organizadito y que mantenga así sus servidores.
-¿Y lo mandas sólo?
-Es que yo estoy con…
-¡Que este tío tiene más peligro que el bautizo de un gremlin!
-No será para tanto, hombre…
-¿Que no? Tírale un ping a Tripaguarra1, salao…
-No responde… oye, ¿por qué jadeas?
-Me sale solo cuando voy corriendo a cortarle las piernas a alguien a la altura del cogote.
-No creo que…
-No creo qué, no creo qué… tienes menos seso que el certamen de Miss España, peazo cabrón-. Cuelgo y guardo el teléfono mientras sigo corriendo hacia el CPD. Veo luz. Entro en tromba y miro directamente hacia donde está Tripaguarra1. Ahí está Flash, con las manos en el teclado y el rostro descompuesto.-¡Al suelo hijo de puta! – grito en plan SWAT.
-¡¿Qué pasa?! ¡¿Qué pasa?!- No acierta a mirarme y a contener la vejiga salvo con grandes esfuerzos.
-¿Qué cojones estabas haciendo?
-Nada, nada…
-¿Y esa pantalla de instalación windows server?
-Yo… yo…
-¿Tú no habías venido a mirar?
-Sí, pero…
-Ni pero ni hostias. ¿Qué cojones has hecho?
-¡Nada!
-Más te vale. ¿Y qué pretendías hacer?
-Es que he venido a ver esto y al poner el monitor en este he visto que windows no arrancaba y lo iba a reinstalar por quitaros trabajo.
-Yo te mato. Te mato, te resucito, te vuelvo a matar, te zombifico y te doy los sesos de El Máquina II de merienda para que por una puta vez en tu vida tengas algo de cerebro dentro aunque esté medio corrompido. ¿Hasta dónde has llegado?
-Pues iba a particionar porque el disco duro está mal.
-Apártate de la consola. Muy despacio. Y contra la pared-. Meto la mano detrás del rack y saco el látigo de siete BNCs con terminadores. Lo chasqueo en el aire. Acojona que no veas. Saco el disco y reseteo el servidor. Contengo la respiración hasta que empiezo a ver la secuencia de arranque de linux. Y eso en un Proliant es un rato de puta madre. Respiro aliviado. Miro a Flash y sigue acurrucado contra la pared. Chasqueo el látigo de nuevo.- Ven aquí.
-¿Qué… qué me vas a hacer?
-Esto, terrorista, es linux. No windows. No usa windows.
-Pero no arranca, se queda ahí la rayita parpadeando y no hace nada.
-No tiene que hacer nada. No hay ventanas. Mira que os lo dije. Que no se toca. Que caca. Tira p’arriba que yo te vea. Y que no se te ocurra volver a tocar nada sin un adulto delante.
-Yo sólo quería ayudar.
-Si fuera por lo que yo quiero ahora mismo te estaría viendo los tendones de la espalda en directo. Tira. Y deja de mirar el látigo o te doy con el de siete wide SCSI. ¡Vamos!
Sale por el pasillo como alma que lleva el diablo. Marco el teléfono del que me llamó antes para confirmar que ya puede llegar a sus ficheros.
-¿Y qué pasaba?
-Nada, ratas en el CPD… todo controlado.
Clic.
Llego al despacho y MKII parece una gallina con su pollito asustado debajo del brazo. Si me tenía que haber traído el LART y haberme quedado solo a latigazos.
-No me digas que es verdad que has sacado el LART. ¿Eso no era una frikada tuya?
-Es una herramienta de trabajo. Y da gracias que era el de BNCs.
-¡Pero si no ha hecho nada, hombre!
-¿Qué te parecería tener que levantar un servidor de ficheros con un saco de gigas de datos de usuarios?- Mira con severidad a su pollito. El pollito agacha la cabeza.
-Iba a formatear a Tripaguarra1. Si te digo yo que este tío si no se corre se pega un martillazo en la cabeza a ver si reseteando lo consigue.
-¡Pero hombre Flash! ¿Cómo se te ocurre?
-Es que como se quedaba en negro y no veía las ventanas, pensé que estaba fastidiado e iba a resinstalar windows para quitaros trabajo.
-Hombre, Wardog, tenía buena voluntad, no saber no es pecado…
-Un momento-. Abro el armario y saco el LART wide SCSI.- Vamos a llevarnos bien. No saber «algo» es lo más normal del mundo. No saber preguntar merece por lo menos, un latigazo por cada mega perdido. Si yo ahora, fíjate, que estoy pelín tenso por aquello de que me tengo que ir al culo del mundo a ver si puedo convertir un nido de cucarachas en, por lo menos la puta jaula de un hámster, tengo que arreglar la cagada monumental de un cenutrio con buena voluntad, como comprenderás me entran unas ganas terribles de aprender anatonía.
-Pues sí que estás fino tú, hijo-. Me dice El Máquina II.
-Ni te imaginas-. Me siento en mi silla. Me revuelvo incómodo. Bah, me voy a fumar. Me levanto y salgo del despacho. Al llegar al final del pasillo oigo cómo Flash le dice a MKII: «¿Éste está loco o qué?». Me doy la vuelta sigilosamente, asomo la cabeza por la puerta y le digo a Flash:
-No, no estoy loco. Y tengo un oído como el de una cierva.
El muchacho brinca en la silla y MKII ahoga una respuesta. Mal, MKII, mal… yo pensaba que éramos compañeros y fíjate… no dejas de ser un diplomero con corbata.
Vuelta al ascensor. Bajo en agradable soledad hasta la calle. Saco un pito y lo enciendo con ansia. Le pego una gran calada mientras miro al cielo, nubes blancas que van rodando sobre los edificios. Seguramente, siglos de llover, evaporarse, viajar, llover y repetir el ciclo mojando todo lo mojable ha hecho que, al rozar los edificios la gente que hay dentro se impregne de imbecilidad.
En esas estoy cuando un señor de nariz y mejillas rojas me pide un cigarro. Saco, le doy y le ofrezco fuego.
-Pues qué quiere que le diga. Si cada vez que uno de éstos la caga se castiga el hígado, no llega a la jubilación.
-Sholo me he toomado una coopita. Para pasar el mal rato.
-Ya, ya, no apure mucho el cigarro no sea que se me inflame y tengamos un disgusto.
-Quéeee graciooosho eresh… shi yo te contratlé por tu shentido del humor, no como el eshstirado de El Máquina II…
-Que sepa, que si no me resbalase todo de aquella manera, ahora mismo mi autoestima estaría dañada.
-Tienesh razón, a lo mejor me ha sentado mal la copita…
-Puede. Oiga, ¿y qué tal un aumentito de sueldo, ahora que es jueves?
-No. No estoy tan borracho.
-Joder. Ya no arrastra las eses. Lo que le escuece un poquito y lo alegremente que tira lo mucho-, le digo riéndome. Me mira con media sonrisa, se ha despabilado de golpe.
-¿Y tú cuándo te vas?
-Pues estoy esperando a que mi compañero de piso y faena de señales de vida.
-¿No ha llegado?
-Nop.
-¿Y dónde está?
-Ya me he vuelto a dejar la bola de cristal usb en el despacho, cagontó.
-Menos coñas. Llámale al móvil. Que venga ya.
Busco su número, marco. Suenan cinco tonos.
-Gñflsi?
-¡Hombre, Al! ¡Buenos días! ¡El sol brilla y los pajaritos cantan, menos los que atropellan los coches, claro!
-Guieflres Wargos…
-Nada, que dónde andas.
-Buef en la gama goder… en la gama… estoy fundido…
-Aaaah, que la señorita está cansada… pues mira, que estaba yo en la oficina preparando las cositas para ir a Brainrotten & Fugue, preparando el terreno y eso. Y pensaba reunirme contigo y tal, por trazar un plan y ver cómo nos lo montamos.
-Ffffff…. bayana, bayana hacemos todo esho.
-¿Mañana? No sé yo, creo que pasado mañana me entregan la maquinaria, así que habría que ir pensando en…
-Gue no… gue tengo sueniooo….
-Espera, que te despabilo a ti también-. Le paso el móvil a $Hyperboss. Uno pedo y el otro modorro. Verás tú.
-¿Al? ¿Dónde estás? ¡Cómo que en un atasco! ¿Un accidente en la autopista? ¿Y qué se ha estrellado? ¿Un jumbo contra un talgo? ¡Le quiero en la sala de juntas en media hora!
Se queda mirando el teléfono. Ve cómo los segundos de duración de la llamada van aumentando. Que no sabe cómo colgar y ha perdido la salida dramática. Me da el teléfono visiblemente cabreado y se mete en el edificio farfullando que hay demasiados ficus en la recepción. Y entre la primera planta y la azotea no veas: uno delante de cada ordenador. Al ya no está al aparato, claro, estará decidiendo si mea o se ducha o todo a la vez.
Por lo menos hay una reunión para trazar un plan, o algo. O eso creía yo. Mi parte ingenua siempre me juega estas pasadas.
Media hora justa después llegó Al Right, sin afeitar y con la marca de la almohada grabada en la cara. Yo le estaba esperando sentado en uno de los cómodos sillones de la entrada. Después de lo de ayer, no es mi prioridad atender a los lusers. Que manden a Flash a formatearlos.
El tío entra por la puerta desmadejado. Le salgo al encuentro y me mira indignado.
-¿Cómo me haces ésto?
-Acabamos de empezar, macho.
-¡Bah! ¿Y $Hyperboss?
-En la sala de juntas.
-¿Sigue cabreado?
-Nah, ahora mismo debe estar en pleno bajón, hace ya más de una hora que salió a «desayunar».
-Vamos entonces.
Vamos juntos a la sala de juntas y entramos. $Hyperboss está sentado en una silla del centro de la mesa. Un café de máquina humea entre sus manos. Al recela al entrar. Le tiene auténtico miedo.
-¡Buenos días otra vez!- digo en voz bien alta mientras entro y me siento de manera casual en una silla enfrente de $Hyerboss. Me mira sin verme y simplemente pregunta:
-¿Ha venido ya Al?
-Sí, estoy aquí, $Hyperboss- dice Al desde la puerta tímidamente
-Pasa, joder, no te quedes en la puerta como un pasmarote.
Al pasa, se sienta a mi lado y suelta su maletín- ¿qué cojones llevan los de su calaña en el maletín?- e intenta taparse la cara en la parte que tiene marca de sábana. $Hyperboss hace como que no lo ve. Se queda mirando su café.
-¿Qué cojones pasa con Brainrotten & Fugue?- El tono es bastante neutro, y parece que se lo esté preguntando al café. Al Right se tensa en la silla.
-Bueno… el caso es que no es exactamente como habíamos pensado…
-Te pago una fortuna para que eso no pase. Brainrotten & Fugue debería ser como habíamos pensado. Y si no lo era, lo deberías haber sabido.
-Yo… bueno, la verdad es que no está tan mal. ¿No es así, Wardog?
-Oh, sí, lo cierto es que es no está tan mal. El café es excelente. Y eso es algo de agradecer con la de trabajo que tenemos allí-. Ale, miradita de odio.
-Vale, Al. Ayer cuando hablamos te dije que te irías a vivir allí con Wardog hasta que esa empresa sea rentable.
-Sí, claro….
-Yo estoy realmente emocionado con el plan-, digo con fastidio.
-¿Cuándo os vais?- pregunta $Hyperboss.
-Mañana nos trasladamos y pasado mañana empezamos a trabajar allí-. dice Al. Yo me lo quedo mirando fijamente con cara de sorpresa. Qué pronto traza éste los planes. Menos mal que ya tengo los cacharros en danza.
-Pues no quiero sorpresas. Quiero resultados.
-Por supuesto.
-Y si no tengo resultados, tú tendrás un resultado que no te gustará.
-Entendido, $Hyperboss, pero tranquilo, no se arrepentirá.
-Eso espero. Y ahora, si me disculpáis…- «tengo que llorar como un niño», completo yo.
Terminada la reunión, salimos de la sala y Al suspira sin disimular.
-Oye, ¿cuándo tenías pensado decirme que mañana nos trasladamos al infierno?
-Esto… estaba improvisando. Ahora busco un piso y mañana hacemos la maleta y nos marchaos.
-Menos mal que me ha dado por pedir los cacharros a primera hora y los tendremos listos para pasado mañana. Capullo.
-¡Verás cómo entre los dos terminamos enseguida!
-¡Verás cómo no!- le digo con mi mejor sonrisa y el dedo corazón enhiesto.
Le dejo con la palabra en la boca y me marcho hacia el despacho. MKII está hablando distendidamente con Flash.
-Como sigáis perdiendo el tiempo aquí el colega no se forma en la puta vida.
-Un descansito, hombre…- me dice MKII.
-$Hyperboss está en plan despidos. No digo más.
-Joder. ¿Qué le has hecho ahora?
-Nada, es cosa de Al Right.
-Vaya, qué raro. Lo normal es que se cabree por tu culpa.
-Ya ves, todo el mundo puede hacerlo.
Flash no abre la boca ni me mira directamente. Busco el LART y lo guardo en una bolsa. Parece que eso le relaja un poco. Le miro y se pone de repente a repasar sus notas muy atento. A lo mejor conseguimos hacer de él un hombre hecho y derecho. O aunque sea a medias.
-Flash… – se tensa como un arco.
-Di… Dime, Wardog.
-Mañana me voy para Brainrotten & Fugue. ¿Algo que deba saber? ¿Algún muerto en el armario?
-Mmmmnop, allí todo está perfectamente, no caigo en nada que debas tener en cuenta.
-Teniendo en cuenta que hay que tirarlo todo y hacerlo nuevo… vale. Gracias.
Me siento en mi mesa y me pongo a redactar mi lista de cosas a revisar. Miro las notas que tomé en la visita a Brainrotten & Fugue y voy moviendo tareas arriba y abajo hasta que me queda un plan de ataque inicial. Nada elaborado, simplemente un guión para no tirarme de los pelos en aquella mierda gigantuosa.
¡Bimbambidubi! ¡Dubi!
-Sistemas a lo loco, a lo loooco, a lo loco y olé. O así. Quién eres y qué coño pasa.
-¡Pues estamos finos hoy! Que soy Gargamel. Que no me va el teléfono.- Oh, tanto tiempo sin putearle…
-¿Y me estás llamando con… el zapatóno?
-Muy gracioso. Con el móvil.
-Ah. ¿Algún mensaje en pantalla?
-No, la pantalla está apagada.
Joder. Otra vez. La culpa la tienen las películas americanas esas donde el teléfono tiene un cable gigantuoso y lo mueven por toda la habitación. El gilipollas de Gargamel quiere hacer lo mismo cuando habla sin caer el pobre en que el teléfono es IP y aunque el cable ethernet se lo dejamos larguito a ver si se tropezaba y se abría la cabeza con el canto de la mesa, el de alimentación es corto y se desconecta a la que hace de yanqui. Y mira que se lo hemos dicho.
-Pues ahora no puedo ir, estoy muy ocupado.
-Pues necesito el teléfono.
-Que sí, mira, comprueba tú una cosa, haz el favor.
-Dime.
-Busca debajo de la mesa una cajita negra que pone Alcatel con dos cables, uno gordo por un lado y uno fino por el otro.
-Grfmlf… Vale, lo tengo.
-Bien, es el adaptador de corriente. Separa el cable gordo de la caja y asegúrate de que quedan separados. Puedes llevarte un calambrazo.
-Ya está.
-Ahora coge un clip y en el agujero del cable gordo, hurga un poco para ver si se ha metido algo que impida hacer contacto.
-Vale, espera… GRPFLS… Ya está, ¿esto no dará calambre, no?
-¿Has separado el cable de la caja?
-Sí.
-Pues entonces no debería haber peligro- MKII y Flash me miran alucinados. Estoy pidiendo a un luser que meta objetos metálicos en un enchufe. No sé de qué se extrañan.
-Bueno… voy a ver si… ¡JODER! ¡JODER! ¡ME CAGO EN LA PUTA! ¡DIOOOS!
-¡No me digas que te ha dado calambre!
-¡Pues claro que me ha dado calambre! ¡Hostias! ¿A quién se le ocurre hacerme meter un clip en el cable?
-¿En el cable? ¡Hay que ser idiota! ¡En el agujero donde se mete el cable!
-Pero si me dijiste…
-Que da igual, no te has muerto, no podemos hacer nada. Enchufa el cable otra vez, y la punta del cable fino al puto teléfono. Y no hagas el yanqui, leche.
-¡Se lo voy a decir a $Hyperboss!
-Tú mismo. Le gusta saber que sus empleados de confianza meten los dedos en los enchufes.
Clic.
Algo va mal. Armo una de las gordas y no me regodeo. No lo disfruto. Algo ha cambiado dentro de mi. Es algo negro e insidios. Es… es odio. Un odio profundo y vengativo que nace en la vesícula biliar y sube hasta la garganta agarrándose, agazapándose para saltar al cuello del luser que tenga en frente. La ira del BOFH. Aquí se va a liar gorda, muy gorda.
¡Bimbambidubi! ¡Dubi!
-Sistemas. Presto a matar. ¿Quién eres y qué quieres?
-¡Soy Atila! ¡Que no puedo imprimir!
-¿Por qué impresora?
-¡Por la grande!
-¿Tienes el documento en pantalla?
-¡Si!
-¿Has guardado cambios?
-Todavía no.
-Un segundo…- shutdown /m \\atila-pc /f /r /t 0
-¿Ahora imprime?
-¡Esto se ha reiniciado sólo!
-¡MWAHAHAHA! ¡Seguro que después de arrancar te las apañas para ponerle papel a la puta impresora!
¡Bimbambidubi! ¡Dubi!
-Sistemas, el Día del Tentáculo ha llegado.
-Wardog, que mi pantalla se ha quedado en negro.
-Y tu cerebro. ¿Quién coño eres?
-Rosaurita- coño, la medio-secretaria-medio-nada de Atila.
-Ah. Vale, pulsa control, mayúsculas, alternar derecho, la tecla de retroceso, el cero en el teclado numérico, el escape y el botón de encender la pantalla.
-¿Todo eso?
-No, te lo digo por vicio.
-Espera que pido ayuda, no tengo tantos dedos…- se ausenta un momento. Los dos que tengo al lado me miran con cara de no creérselo. Me encojo de hombros y sigo esperando con el teléfono en el hombro.
-Oye, Wardog, repite, que ya tengo ayuda, por favor.
-Bien, era control, mayúsculas, alternar derecho, la tecla de retroceso, el cero en el teclado numérico, el escape y el botón de encender la pantalla.
-Pues no va.
-Probad de nuevo.
-No, no va.
-Pues entonces ve a buscar a Atila y a ver si entre los dos encontráis el diferencial, que ha metido el dedo en el enchufe y habrán saltado los plomos.
-¿Que qué?
-Que si no hay luz, no toques los huevos a informática. Bonica.
Arf, arf, arf… ¡Sangre! ¡Quiero sangre!
¡Bimbambidubi! ¡Dubi!
-¡Sistemas!
-Wardog, ¡el servidor de fax no funciona!
-¡No jodas! ¡Espera que lo compruebe!- Miro, y obviamente funciona. Miro el documento que está tratando de enviar el imbécil que tengo al otro lado del teléfono. Oh. Precioso. En blanco.
-Oye, que estás mandando un mensaje en blanco, melón.
-¡Es que esto es un lío!
-Naaada, mira, pincha en inicio, ejecutar y escribe ele de Lérida, o de Orense, g de gato, o de Orense, f de Francia, f de Francia y pulsa intro.
-¡Ala! ¡Que se ha cerrado esto!
-Obvio. Para lo que lo usas… manda el papel con la máquina de fax, capullo, ya que no sabes usar una impresora de fax.
Clic. Arf, Arf…
¡Bimbambidubi! ¡Dubi!
-Sistemas, abierto hasta el amanecer.
-Pues tampoco va la máquina de fax, espabilao.
-Mándame uno al 999 666 7777.
-Voy. Espera…
-Sí, yo espero…- saco unas barritas de cereales y ofrezo a mi estupefacto público. No quieren. Bueno, peor para ellos. Al cabo de un rato veo un fax entrante en el servidor. Obviamente, en blanco. Mete el papel del revés.
-Oye, que ya tengo localizado el problema. Cuando yo te diga, pulsa y mantén pulsado el 5 para que el fax emita el diagnóstico, ¿vale?
-Vale.
Abro writer y escribo «No sé usar la impresora de faxes ni meter un puto papel en la máquina manual. SOY GILIPOLLAS». Aumento la tipografía hasta que cabe una letra por hoja y se lo mando por fax a mi interlocutor. Espero hasta que empieza a transferir y le digo al niño:
-¡Dale al 5! ¿Salen papeles?
-¡Sí, ya salen! ¡Hostias qué letracas!
-Es normal, estará desconfigurado. Si eso las vas colocando en el pasillo por orden y me llamas cuando tengas el mensaje completo, ¿vale?
-Vale, gracias.
-De nada, salao.
¡¡MWAHAHAA!! ¡¡Estoy vivoooo!!!
-Wardog… esto…
-Sí, ¿MKII? ¿Puedo ayudarte en algo?- le digo tono tenebroso.
-No, esto… ya que mañana tienes que salir de viaje… ¿por qué no te tomas el día libre?
-¿Oh, no te importa?
-En absoluto, hombre, en absoluto.
-Si te hago falta me llamas y vengo, ¿eh?
-Tranquilo, tranquilo…
Recojo mis bártulos y me largo sin mirar atrás silbando una alegre melodía. Al me asomo al pasillo del pavo del fax y el tío sigue yendo y viniendo a la máquina a por más papelitos para colocar mientras sus compañeros se despollan por lo bajini. Me dan ternura y todo, oye.
Salgo del edificio y me voy a casa. Hago la maleta y lleno el depósito de los dos coches a cuenta de la empresa. La Chuchi me nota raro. Más alegre, dice. Y se sorprende cuando le digo que he dejado de fumar. Así. De golpe.
Al día siguiente fui a recoger a Al Right. Me llamó la noche anterior y quedamos en que cada semana llevaríamos un coche, pero al final él quiso llevarse el suyo también.
Unas cuantas horas de coche después, llegamos a $BrainrottenCity. Sigo las indicaciones del GPS para llegar al piso que ha alquilado Al. Que dice que no ha escatimado en gastos, el tío. 200m cuadrados de lujo y comodidad, que ya que vamos a pegarnos la currada padre, por lo menos que estemos a gusto en las horas de descanso.
Llegamos sin incidentes al destino, salvo porque el inmueble tenía pinta de victoriano. Más ano que víctori, dicho sea de paso. Igual es uno de esos pisos restaurados que molan un huevo. Al llama al propietario y esperamos en el bar de enfrente a que venga. Al cabo de un rato viene un señor rechoncho y sudoroso que nos conduce a nuestro nidito. La escalera ya me dio mala espina por eso de que faltaban tramos de barandilla, pero cuando el colega abrió la puerta y vi que la fauna del interior del inmueble corría a buscar refugio, se confirmaron mis sospechas: Al elige piso igual que compra empresas.
Las paredes no están hechas para tocarlas, se caen a cachos. El suelo cruje bajo mis pies y todas las lámparas tienen una generosa capa de polvo protector. Si trabajo en Brainrotten & Fugue durante todo el día y tengo que dormir en Brainrotten & Fugue Hills, casi que prefiero irme al raso.
Le comento muy amablemente al casero que he dormido en cuadras más limpias y, aprovechando el momento hago una foto a una pelusa que está devorando a una cucaracha bajo el sofá y se la mando a $Hyperboss con el texto «Aquí va a dormir Rita. Yo me voy a un hotel». Al, rojo como un tomate se pone de mi parte y nos vamos dejando al pobre hombre en el pasillo, con los animalitos rodeándole en plan Blancanieves post apocalíptica.
Entramos en el coche y Al saca el portátil. Localiza un apartahotel con buena pinta, vamos a mirar y nos registramos. Bien, así sí. Limpio, con las comodidades justas. Con lo fácil que hubiese sido esto desde el principio…
Deshacemos las maletas, cargamos el armario del baño y salimos a comprar algunos víveres indispensables, como cerveza, panchitos, salsa picante y jamón.
Cargo a Al Right con la compra y le mando al hotel, que yo tengo que ir a la farmacia. No rechista, después de la cagada del piso. En el apartahotel saldrá un poco más caro, pero chico, ni punto de comparación.
Localizo una farmacia y compro una jeringuilla. La farmacéutica no hace más que mirarme los brazos. «Es para rellenar el pavo, digo yo».
Vuelvo a «casa» y me preparo algo de cena. Se ha hecho infinitamente tarde. Esto está en el puto culo del mundo. Mientras Al se prepara una omelette aux fines herbes du Camp Profit o así, por la cantidad de cosas que le está echando a los huevos, yo voy al baño, me aseo y me voy a la cama. De paso, y ya que estoy, cargo la jeringuilla con tabasco y lo inyecto por tres veces en la pasta de dientes de Al. El resto lo meto en el bote de desodorante. Tabasco bien invertido.
Me dedico a charlar con mi esposa hasta que Al, presa de una alegría inconmensurable grita como un poseso y corre por el apartamento buscando qué beber. Me asomo al pasillo y le veo en calzoncillos amorrado a una botella de agua.
-¿Qué coño te pasa?
-¡Mi pasta de dientes arde! ¡Quema mucho!
-¿Que quema?
-¡Its hot! ¡Pica!
-Ah, que te estás amariconando, las pasta de dientes española es así de recia. Mañana compra pasta infantil sabor a fresa, si ves qué tal. Un tema… mi cerveza ni tocarla. Nasnoches.
Comento la jugada con mi señora y nos carcajeamos un rato. Saco un libro y me dispongo a leer un rato antes de dormir hasta que se calme el colega.
Al cabo de un rato, y cuando encontró la leche se calmó y dejó de blasfemar en la lengua de Shakespeare. Apagué la luz y a dormir. No llevaría ni diez minutos sobando cuando un grito inhumano me despertó.
-HOLY SHIIIIIT! MY ARMPITS ARE BURNING! WARDOG SON OF A…- asomo la cabeza por la puerta de mi habitación y me lo veo corriendo por el salón como un pollo sin cabeza con los brazos en cruz, como si fuese un niño haciendo el avión pero en plan grotesco y blasfemante.
-¿Tampoco aguantas el desodorante? Chico, te va a sentar mal esta ciudad. Lo mismo te da alergia. Anda, vete a dormir.
-¡Has sido tú!
-¿El qué?
-¡Has puesto algo en mi desodorante!
-¿Por quién me tomas? ¿Crees que yo le haría eso a un compañero? ¿Tengo acaso motivos para hacerte putadas? ¡Estará caducado, joder!- Pongo mi mejor cara de indignación.
-Claro. Perdón, Wardog, no sé qué es lo que pasa…
Me meto en mi dormitorio muy indignado. Ay lo que te queda, capullito. Mañana será un día duro. Y dormir en el mismo apartamento que un tío que se pone desodorante para dormir va a ser digno de contarse. Al va a pagar cada día que pasemos aquí. Uno por uno.
Todo sea por darle la razón y que terminemos pronto.