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  • Aviso para lusers: no te creas lo que veas aquí escrito, pero grábatelo a fuego en la memoria. Sólo por si acaso.
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  • Sin publicidad

    Me he cansado de poner publicidad para costear los gastos del blog. Puedo asumirlos por mí mismo. Hago esto por diversión.

    Pero si te apetece pagarme una cerveza, aquí tienes un botón:

  • ¡Cómprame un libro!

    320 páginas de celulosa no retroiluminada vintage con lo que hay aquí y el final de "Un nuevo mundo". No necesita baterías y funciona con casi cualquier luz visible.

    Aviso: El papel puede cortar. Consideradlo una feature de ataque a lusers.

  • Buen leer

    El increíble viaje del faquir que se qeudó atrapado en un armario de IKEA,d e Romain Puértolas

    El último pasajero, del maestro Manel Loureiro

    Tengo una pistola, de Enriqe Rubio

  • Keyboard error

    El comportamiento de un luser siempre sorprende por lo curioso del mismo. Habitualmente, los lusers más sorprendentes son los de mediana edad a los que la informática ha pillado por el camino y no han sabido adaptarse a tiempo. En algunos casos, los menos, les falta la formación adecuada. Pero en otros, lo que les falta es la actitud.

    El «esto se ha hecho siempre así» es el arma más esgrimida por estos lusers. No pueden aceptar que el mundo haya cambiado y que lo que se hacía antes ya no vale ahora porque hay una manera más eficaz, más rápida, o que simplemente el marco de actuación es distinto. No lo aceptan porque se han acomodado a un ritmo de trabajo lento, el tradicional, donde el boli, la libreta y la máquina de escribir son las herramientas de más alta tecnología y con una tolerancia a errores brutal. Además, la interfaz de uso es sumamente sencilla. Si te equivocas, tachas o tiras de tippex. Punto.

    Pero ahora, con el ordenador, si te equivocas tienes que saber por qué te has equivocado y encima hay un procedimiento definido y ordenado para solucionar la pifia. Malditos ordenadores… Que si la factura ya está editada, que si hay que renumerar asientos, que si hay que emitir los datos otra vez… todo son procedimientos estandarizados que engorrinan el trabajo de uno porque hay que aprenderlos.

    Aunque por suerte vivimos en España. El país donde se escribió El Lazarillo de Tormes, icono de la personalidad del español. Y mira que hace la tira de años que se escribió y sigue con plena vigencia. La picaresca está bien vista por la sociedad e incluso alabada. El más espabilao es el que se lleva el gato al agua, y el que consigue beneficios con artimañas es el que la gente reconoce como un tío listo.

    Involución. La gente acude al departamento de informática con pretextos absurdos intentando hacer uso de la picaresca y de argumentos rebuscados para que nos hagamos cargo del trabajo que ellos no saben hacer, o buscando un automatismo imposible.

    ¡Bimbambidubi! ¡Dubi!

    -Ha llamado a la extensión 61666, si desea hablar con Satán, pulse uno, si prefiere hablar con Lucifer, pulse dos, si quiere hablar con Belcebú, pulse 3, si prefiere no hablar con gente maja, por favor, espere y le atenderán los del departamento de informática.
    -¿Wardogerestúmayoral?
    -¡Coño Bolindre! ¿Cómo es que me llamas tú? ¿Se ha muerto Fluffy?
    -¡Nohombreesqueestádebaja conlagripeelpollooalgodeso!
    -Anda coño. Dime, qué te pasa.
    -Puesmiraqueestoselohepedio aFluffynisesabelasvecesynom’hacecaso.
    -Y aprovechando que está enfermo me lo planteas a mí.
    -¡Claroporquetuereselmaestro!
    -Y tú tienes un morro que te abriga los pies. A ver, dime qué se te ha ocurrido.
    -Puesmira, quelaaplicacióntedejahacerunalbaránagrupandopedidos, ¿no?
    -Sí, correcto.
    -Puesnecesitoquecuandoyocoja unpuñaodepedidosdeunclientemesaque variosalbaranesponiendoenladireccióndeentrega ladesuclienteyenlosprecioslosprecios deventadenuestrocliente consulogotipoysurazónsocialpero quepordebajoelsistemasepaqueese albaránsefacturaanuestroclientecon nuestrosprecios.
    -Joder. Normal que Fluffy no te haya hecho caso.
    -¡Perosiesmuyfácil!
    -Facilísimo. ¿A qué precio vende nuestro cliente?
    -¡Ah,nosé! ¡Esolosabeelordenador!
    -Claro. ¿Y cuáles son las direcciones de entrega?
    -Pueslasquedigaelclientenuestro, nosé.
    -Claro, claro… y seguro que nuestro cliente además, porque es así de majo, pasa un pedido por cada cliente.
    -¡Nonono! Élpasaunpedidoparatodossusclientes yluegoelsistematienequehaceralbarán delaslineasquecorrespondan paracadacliente.
    -¿Y todo ésto se te ha ocurrido a tí solo?
    -¡Andapuesclaro! ¡Porqueaquíelunicoquepiensasoyyo!
    -Pues te podías estar quietecito, macho.
    -¡Jajajaja! ¡Situnotardasnadaenhacerlo!
    -A ver, que no me has entendido, Bolindre. Que no se puede hacer eso. Punto. Estas pidiendo que el ordenador haga ejercicios de pitoniso y eso es imposible.
    -¡Perosiesmufácil, solohayque…!
    -Que no.
    -¿Ylotengoquehacertodoamano?
    -Si quieres hacer esa gilipollez para que nuestro cliente se ahorre un duro en portes y en gestión y que nos lo comamos nostros, sí.
    -Puesesqueyalehedichoqueloibasahacer… ¡Quetúeresunamáquina!
    -Y tú un objeto decorativo de mal gusto, no te jode.
    -¿Entoncesnosepuede?

    Clic. Que no. Pesao.

    El departamento de informática es el pozo de todas las miserias de los lusers. Da igual lo que sea, la puerta de este departamento es un embudo por el que entra toda la mierda y hay que perder más tiempo apartándola a capazo lleno que trabajando.

    Por otro lado, somo magos. Tenemos el poder sobrenatural de solucionar cualquier cosa. El, «oye, tú que sabes de esto…» siempre precede a alguna barrabasada de tamaño considerable. Lo que te preguntan difiere si están en la oficina o si estás fuera fumando.

    Si estás en la oficina, te preguntarán cómo hacer su trabajo con el menor esfuerzo posible. Loable, desde luego, que quieran optimizar los recursos para producir más. Lástima que el objetivo es producir mas en el feisbu, el el tuenti o en alguna chorrada semejante.

    ¡Bimbambidubi! ¡Dubi!

    -¡Sistemas! ¡Your command, sir!
    -Hola Wardog, mira, tú que sabes de esto… ¿no se podría hacer algo para que cuando llegue una factura de proveedor no tener que contabilizarla manualmente?
    -Pues mira, yo que entiendo de esto… ¿crees que si tu trabajo se hiciera solo, te estarían pagando para que lo hicieras?
    -Hombre, visto así…
    -Pero oye, que si quieres, lo que puedo hacer es buscar la manera y que lo haga todo el ordenador, ¿eh?
    -No, no, déjalo…

    Claaaaro, ¡es que así no mola! ¡La cosa es hacer que trabajas pero estar procastinando como un animal!

    Realmente uno termina hasta los cojones de que la gente se piense que con esto de la informática todo ha de ser más fácil, más rápido y que cueste menos esfuerzo. Señores, eso se consigue en parte, pero no para que usted se dediquen a ver las fotos de la moza que le gustaba en la escuela y que ahora ha encontrado en feibu. No. Se hace para que, en el mismo tiempo usted sea más productivo y se gane el pan como $deity manda: trabajando. Pero que no. Que no les entra. Esto es jauja y los informáticos están en medio para joder la marrana.

    Y luego están los que quieren dar el callo pero no sabe cómo. Nuestro amigo Auspiciano Lag es de esos.  ¿Y qué hacemos con estos personajes? Porque dan penita. A los pobres toda la «revolución» digital como ellos la llaman les ha pillado ya con los cojones planos y todo les viene grande.

    Menos mal que cuentan con el departamento de sistemas. Ahí, ahí es donde está la solución. Llaman y llaman sin parar. Siempre pidiendo soporte una y otra vez para lo mismo.

    ¡Bimbambidubi! ¡Dubi!

    -Sistemas… usted pregunta, nosotros adivinamos, $deity responde.
    -Wardog, buenos días…- Auspiciano Lag con su inexorable lentitud al hablar y con su acento portugués marcado hasta el fondo mismo del diafragma. Cuando habla parece que una foca canta un fado.
    -Nosdías, dime, qué te pasa.
    -Que constantemente el programa se sale de la pantalla donde estoy.
    -Ahm. ¿Y eso?
    -No sé.
    -¿Cuándo se sale?
    -Cuando quiere.
    -No, el ordenador no quiere nada.  No tiene apetencias, ni sentimientos ni gusto por ninguna cosa.
    -Ahm…
    -¿Auspiciano? ¿Estás ahí?
    -Pues se sale cuando quiere.
    -Y dale. Que no. Que algo harás. Cuando encuentres lo que es, me lo dices.
    -¿Y lo tengo que saber yo?
    -Por supuesto.  Sólo te pasa a ti  en toda la organización, ergo, es algo que haces tú.

    Clic.

    ¡Bimbambidubi! ¡Dubi!

    -Wardog, que yo no hago nada y se sale solo.
    -Que no me lo creo. ¿Pulsas la tecla de escape?
    -No, nunca.
    -Pues sigue averiguando, macho.
    -…
    -Auspiciano, que ahora es cuando tú tienes que decir aquello de «pues vaya mierda de informáticos» y colgar airado.
    -Ah, si, ya… venga, hasta luego.

    ¡Bimbambidubi! ¡Dubi!

    -Oye, que yo no pulso la tecla de escape esa, yo pulso la tecla ESC  nada más que cuando quiero salir.
    -¡Oh bendito $deity que has iluminado  a este siervo tuyo! Vale. Pues cuando te sales de la pantalla, es porque has pulsado la tecla ESC sin querer.
    -No.
    -Sí.
    -No.
    -Sí.
    -Que no.
    -Que puedo seguir así lo que queda de jornada. Yo tengo razón y tú no.
    -…
    -Auspiciano, que tengas cuidado y no pulses la tecla «ESC».
    -Pues vaya solución.
    -De nada.

    ¡Bimbambidubi! ¡Dubi! ¡Bimbambidubi! ¡Dubi!

    -Auspiciano, dime, qué te pasa ahora.
    -No, si Asupiciano soy yo, tú eres Wardog.
    -Vale. ¿Qué te pasa?
    -Mira, que este ordenador es una patata. En cuanto me descuido pulso la tecla ESC y se sale de la pantalla donde esté.
    -Pues ten cuidado.
    -…
    -Auspiciano… ¿Estás ahí?
    -¡Exijo una solución inmediata y efectiva! ¡O eso o mando un email a la dirección presentando una queja!
    -¡Uy!  ¿Otra vez? Dame un segundo…- Miro la cola del correo y efectivamente, hace cinco minutos ha mandado un email con una queja a la dirección. Po fale. Este hombre no entiende cómo se formula una amenaza. Primero se exige algo y se expone una consecuencia negativa si no se cumple la exigencia, no al revés. En fin.- Vale, ¿a qué hora te vas a comer?
    -A las dos.
    -Vale, cuando te vayas a comer, te lo soluciono .

    A las dos me ve El Máquina II cargando con una caja de herramientas en dirección al cubículo de Auspiciano.

    -¿A dónde vas con todo eso?
    -¡Uf!  A solucionar un problemón de Auspiciano, que ha presentado una queja a la dirección porque no le daba solución, me parece que recibirás un toque de arriba, para ver qué pasa. Estoy en ello.
    -Me das miedo.
    -Naaaada, futesas…

    Me voy para el cubículo de este hombre, hago mi tarea y me voy.

    Después de comer, suena el teléfono de El Máquina II.

    -Sistemas, le atiende El Máquina II, ¿en qué puedo ayudarle? Ah, bien, que no quiere que le atienda Wardog. Pero es que esto no es cuestión de preferencias, oiga, que aqui coge el teléfono quien puede. Ya. Bueno. Pues voy a ver. De acuerdo. Bien.

    Se levanta de la silla y me mira muy serio.

    -¿Qué has hecho que dice que no puede pulsar el escape?
    -¿Yo? Evitar que la pulse por accidente, hombre. Su problema era que la pisaba por accidente, y yo se lo he solucionado. ¿No has visto el mail de la dirección pidiendo que se le solucionase? Además se lo he dejado todo documentadito.
    -¿Cómo que documentadito?
    -En su mesa tiene las instrucciones. Ve tú que a mí me da la risa.

    Y allá que se va El Máquina II con una cara de interrogante la mar de divertida.

    Le sigo de lejos y me coloco en una posición desde la que pueda ver cómo maniobra. Entra en el cubículo de Auspiciano y se ponen a discutir moviendo mucho los brazos. Luego Auspiciano se aparta y El Máquina II coge un papel de la mesa. Empieza a leer y sonríe.  De la mesa coge una llave y abre un armario. Saca una caja cerrada con un candado. Coge otra llave de la mesa y abre la caja. Las he dejado bien numeraditas y todo. De la caja saca un teclado, el de Auspiciano. Busca otra llave y quita de la parte de las teclas de función un raíl que sobraba de una mesa que cubre las teclas de función y la de escape y que he enganchado convenientemente con una cadena.

    Acto seguido coge un destornillador y procede a quitar los tornillos de una cajita metálica que está sobre la tecla escape. Le veo convulsionarse mientras lo hace. Se está descojonando. Auspiciano mira muy serio. Levanta la cajita metálica y, con una espátula y entre convulsiones, quita una pequeña cúpula de plástico duro que he fijado convenientemente con loctite. Ya no hay más cajitas. Saca un pequeño papel del teclado y ya rompe a carcajadas. En el papel pone «La tecla está en el cajón. Por favor, para evitar posibles pulsaciones accidentales, guarde la tecla cuando termine y restablezca los dispositivos de seguridad».

    Me acerco ya al cubículo intentando no reírme. Auspiciano está muy serio. Cabreadísimo. El máquina está doblado por la mitad intentando poner la tecla en su sitio. Le cuesta bastante trabajo, dicho sea de paso.

    -Hola, Auspiciano. Pasaba por aquí para ver si ya no pulsas la tecla «ESC» sin querer.
    -¡Esto es un cachondeo!
    -¡Qué va! Es un dispositivo contra fallos, ¿verdad, Maqui?
    -¡¡JAJAJAJAAAA!! Sí, sí, así no hay manera de pulsar sin querer, desde luego… arfs…
    -¡Pues yo no voy a anda poniendo todo eso cada vez que la termine de usar!
    -Uy, pues entonces, Auspiciano, tendremos que informar a la dirección de que te niegas a usar  los dispositivos que impiden las pulsaciones accidentales, y por el tono que empleaste en tu correo… no creo que les guste que nos hagas perder el tiempo diseñando herramientas que luego no usas, ¿no?
    -Grfstaclgfssss… ganas de hacerle perder el tiempo a uno…

    Aparta de un manotazo todos los sistemas de seguridad, se sienta en su mesa y se lía a trabajar sin quitar la tecla.

    -Auspiciano… la teeeecla, guáaardalaaaa, que luego nos equivocaaamos.

    El Máquina II se ríe por lo bajo como buenamente puede. Auspiciano se encorva en su mesa y murmura malhumorado un «ido para o inferno» la mar de cuco.

    A lo mejor, algún día, si le echamos un poquito de imaginación, conseguimos que los lusers se den cuenta de que el ordenador es una herramienta y no un sustituto del usuario, que es un medio para conseguir hacer el trabajo, no para que haga sólo el trabajo.

    ¿Pero qué digo? Mierda. Me había quedado el modo «inocencia» puesto. Estos no aprenden ni a tiros.

    Eh, tú, luser, esto no se pide a IT

    ¡Bimbambidubi! ¡Dubi! -Sistemas… -Oye, que uno de nuestros clientes se ha hecho una tienda web y tienes que enviarle todas las fotos de lo que se vende. -Pues me alegro mucho de que se haga una tienda. -¿No me has oído? -¿El qué? -¡Que le mandes las fotos, caramba! -Ah, no. -¿No qué? -Que no […]

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    Atención, pregunta: «Dado un conjunto C de N elementos, ¿Cuál es el cardinal de C en Suprakillminds?» Si ha contestado N y está en el paro, seguirá en el paro hasta que le contrate una empresa decente. Si ha contestado N-X, por favor, envíenme su currículum a la mayor brevedad posible. Estoy tratando de causar […]

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    Pues sí. Que como he vuelto a cambiar el blog de sitio, ahora sin límites de transferencia, con un rendimiento superior, y la hostia en verso (una máquina virtual enterita para alojar el blog), pues ya he aprovechado y le he lavado la cara a esto. ¿Por qué? Pues porque me ha dado la gana. […]

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