Definiendo empatía
Iba yo por un pasillo cargando con una impresora de tamaño considerable y peso más considerable aún. Una situación más o menos habitual cuando no podemos arreglar el cacharro in situ.
Con mi «Arf! Arf! Arf!» caminaba yo en dirección al taller, cuando de repente choco contra algo blando que no debería estar ahí. Bajo un poco la impresora con cierto esfuerzo para ver qué cojones han puesto delante. Vaya. Un luser. Cookie Monster.
-¡Wardog! ¡Qué bien que te encuentro! Es que te quería preguntar una cosa…
-Otro día, si eso.
-No, si es un segundo.
-Que no puedo.
-Mira, si es muy rápido. En casa, cuando uso el feibuk o el tuenti me sale un aviso de cookies y…
-Espera. ¿Tú sabes lo que es la empatía?
-No, ese programa no lo conozco.
-No es un programa. Deja que te lo muestre con un ejemplo. Extiende los brazos.
El tío extiende los brazos y acto seguido le coloco la impresora encima. Se pone rojo por el esfuerzo y se le desorbitan los ojos por la sorpresa y el esfuerzo. Flexiono los brazos para recuperar la movilidad durante un rato mientras a Cookie Monster le empiezan a temblar las piernas.
-Pues esto es empatía, ponerse en el lugar del otro. Cuéntame ahora lo de las cookies, majo. Soy todo tuyo.
-Lu… luego si eso te llamo, luego te llamo…
-Ya decía yo.
Nada como un ejemplo gráfico para que te entiendan.
¿Cuánto tarda un luser en darse cuenta de que se ha equivocado?
Exactamente cuatrocientos cuarenta y cinco kilómetros. En una de las sedes han contratado a un camionero. Hasta aquí bien. Pero resulta que ese camionero tiene que ir hasta el mismito Frankfurt para llevar un material de no se qué exposición. Bien de nuevo. La cosa sería coger el camionarro, carretera y manta. Pero claro, que […]