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  • Buen leer

    El increíble viaje del faquir que se qeudó atrapado en un armario de IKEA,d e Romain Puértolas

    El último pasajero, del maestro Manel Loureiro

    Tengo una pistola, de Enriqe Rubio

  • Nivel dos (segunda parte)

    Días despues de mi entrevista con Sinforoso, más una mañana con el muchacho a cuestas viendo cómo hacía mi trabajo, hinchándose a tomar notas, preguntando cosas como «¿de verdad te ha llamado porque no tiene el ordenador encendido?» o «¿cómo es posible que tengas que sacar tú un simple informe de ventas?» o la manida «¿te ha llamado tres veces Lucky para que le recuperes un documento que no ha guardado?¿De verdad?».

    En fin, el consultor hizo su trabajo creo que concienzudamente, elaboró su informe, tuvo reunión con los directivos y propuso algunos cambios.

    En lo que a mí respecta se dijo algo parecido a «como a Wardog se le crucen los cables y se vaya, jodidos vais», según Misifú. Según mi opinion era más bien «O metéis a uno para que sepa hacer lo que hace Wardog u os la juega en cuanto os descuidéis». Y sinceramente, me parece algo de lo más sensato.

    Así que Misifú me llamó a su despacho para decirme que una vez más, seremos dos en el departamento de informática. Uno que se ocupe del trabajo de campo y otro que dirija el departamento. Y a mí que me pareció de puta madre.

    Ese mismo día, al salir de la oficina, estaba el jefe trasegando un puraco sentado en el mostrador de recepción. Me para al salir y me dice:

    -Bueno, Wardog, mañana viene el otro informático para empezar a trabajar.
    -Joder, eso sí que es velocidad. Bueno, pues me parece estupendo, ya iba haciendo falta.
    -No sé para qué, pero bueno. A ver si así funciona esto mejor.
    -Ea, pues hasta mañana pues.

    Marché para casa como cada día. A la mañana siguiente, al llegar a mi despacho tengo una nota que dice «reunión a las diez en el despacho del jefe». Vale, pues ya llego media hora tarde. Voy al despacho del $Boss y me lo encuentro más solo que la una, con un cafetito en la mano.

    -Buenos días.
    -Buenos días.
    -Llegas tarde, la reunión era a las diez. Si se te dice a las diez, es a las diez.
    -Lo siento. ¿Ya se ha marchado el informático nuevo?
    -No, no ha llegado todavía.

    La confianza con los de casa da ascazo.

    -Vaya. ¿Esperamos?
    -Claro, hombre.
    -Bueno. Esperemos.

    Voy a por un café y me bajo de nuevo al despacho. Cuando llego ya está allí Misifú y alguien sentado a la mesa de reuniones de espalda a la puerta, charlando con Misifú.

    -¡Vamos Wardog! ¡Que siempre llegas el último, joder!

    Tiene huevos la cosa.

    -Sí, vicios que tiene uno. Y además, técnicamente es cierto.
    -¿Comenzamos ya o qué?

    Me acerco a una silla y voy a saludar al nuevo. Extiendo cortésmente la mano y la recojo instintivamente como si me hubiese dado un calambrazo. La habitación se volvió oscura de repente, todos los sonidos me llegaban amortiguados, las sienes me latían con fuerza. Empecé a ver puntitos negros y sentí cómo de repente la sangre abandonaba mi cara para agolparse en los cojones y rebotar de nuevo. Recobré la compostura, me pellizqué un pezón para comprobar que no estaba teniendo una pesadilla. No, no estaba dormido.

    -¿Qué coño hace aquí El Máquina?- dije mirando alternativamente a Misifú y al $Boss.
    -Hoy se incorpora al departamento de informática.
    -No, tiene que que ser una broma. Y macabra además. ¿Qué día es hoy? ¡No recuerdo haber celebrado la Navidad ni nada de eso!
    -¿Qué cojones te pasa, Wardog?
    -Que no quiero que este chapuzas toque uno solo de los equipos. Ni uno solo. Por el amor de $Deity, ¿es que habéis perdido el juicio?
    -¡Oye, Wardog, un respeto, que estoy delante!
    -Ya, si te estoy viendo. Pero chico, no es nada personal. Es sólo que no tienes ni puta idea.
    -¡Oye! ¡Que llevo años con un negocio de informática y tengo más experiencia que tú pero con un cacho! ¡Será posible el niñato!
    -Wardog, te estás pasando.
    -Que no. Que no y que no. Que no quiero a El Máquina a mis órdenes. Que este me enchufa las impresoras a las placas solares sin anestesia. Que no me da la gana. Yo no puedo trabajar con este señor. Con todos los respetos. ¡Pero si no sabe ni montar un PC a derechas!

    El $Boss parece entenderlo por fin, porque se reclina relajado en la silla. Misifú mantiene firme su postura de maniquí. Antes de dar su opinión esperará a ver qué bando lleva las de ganar, si la coalición $Boss-El Máquina o el solitario comando Wardog. Luego se unirá a los vencedores.

    -Si es por eso tranquilo, porque El Máquina no va a tocar ni un solo ordenador. Él viene para dirigir el departamento de informática.

    El Máquina junta los dedos al estilo del Señor Burns y descansa la espalda sobre el respaldo. Una sonrisa autocomplaciente se dibuja en su cara triunfante. Me doy cuenta de que tengo la boca totalmente abierta y que mi mandíbula descansa sobre mis pies. Recojo la mandíbula, pero es inútil.

    -¡MWAAAAHAHAHAHHAAA! ¡JAJAJAJA! ¡AAAAHAHAHAHAHAHAAAAAA!

    Me empiezo a descojonar largamente. Esa risa sincera que te hace saltar las lágrimas y te quita la respiración. El Máquina pierde su pose victoriosa y el $Boss los nervios.

    -¡Ya está bien, joder! ¡Éste es tu superior y tendrás que respetarlo como tal!
    -Mire…aigs… jajajaja… que a mí me da igual estar a las órdenes de quien sea. Pero que sea más competente que yo. O que al menos sepa de qué habla. Pero perdóneme, no sé cómo se le ha podido ocurrir contratar a El Máquina para dirigir nada.
    -Mira, muchacho- me dice el $Boss-, conozco a El Máquina desde hace muchísimos años, siempre andaba jugando co $Bossson. Es un tío serio y responsable. Tiene un negocio desde hace dos años y siempre ha estado cacharreando con ordenadores. Yo confío plenamente en él y en su experiencia. Además, tienen un currículum intachable y una trayectoria profesional trabajando en las mejores empresas.
    -Venga que sí. Que vale. Que me parece estupendo. Pero veamos una cosita. Imagínese que aceptamos barco. El Máquina se convierte por arte de birlibirloque en mi jefe. Me parece bien, insisto en que no me importa trabajar a las ordenes de quien sea. Supongamos también que El Máquina, en su infinita sabiduría me manda hacer algo que yo sé que es perjudicial para el sistema. ¿Qué debería hacer?
    -Pues avisarle de que eso no es bueno.
    -Coño, ¿y su infinita experiencia? ¿Y su trayectoria? ¿Tengo que hacerle el trabajo también?
    -¡Yo jamás te mandaría hacer nada que fuese malo para la empresa!- exclama El Máquina indignadísimo.
    -Venga, vale ya. Wardog, éste es tu jefe y no hay más que hablar.
    -No, no, si no hay más que hablar. Yo declino toda responsabilidad de lo que pueda crujir. Y redactaré un documento que usted me va a firmar que diga que el responsable de los posibles daños es El Máquina.
    -Vale, pues redáctalo, yo te lo firmo.
    -Espere un segudo entonces.

    Les dejo solos en el despacho y me voy al mío y redacto una renuncia de responsabilidad. Si en el fondo me puede venir bien tener a alguien que se coma los marrones. Imprimo el documento y se lo bajo al $Boss para que lo firme. Lo lee ceñudo y echa un autógrafo.

    -Te has quitado toda la responsabilidad, ¿eh?
    -No. Sólo la de la mala gestión. Si me cargo un equipo arreglándolo es cosa mía.
    -Bueno, pues enséñale las instalaciones y poneros a trabajar.
    -¿Así, sin pan ni nada?
    -¡Venga Wardog! ¡Deja de hacer el tonto! – exclama el $Boss bastante cabreadito.
    -Hala, Máquina, tira p’alante antes de que le de un infarto al $Boss.

    Me lo llevo de la manita. Misifú sigue con su pose de maniquí. Este no se ha enterado de que la cosa ha terminado y no ha tomado parte. Muy chugo lo tiene que ver el pobre.

    Me llevo a El Máquina al departamento. El ambiente se podría untar en pan de molde, de lo tenso que estaba.

    -Bueno, mira, Máquina, yo te enseño todo esto, te digo lo que hay y tú gestiona que yo voy a mi bola. Y procura romper lo mínimo. Ah, y una cosa. Yo no hago horas extras. En cuanto pite, me largo.
    -¿Antes no las hacías?
    -Sí. Pero como ahora tengo un jefe molón, pues no va a hacer falta porque vas a gestionar esto que va a dar gusto.
    -Err… sí, claro. Bueno, enséñame cómo has montado esto.
    -Un momento- abro un armario y saco un plano de la empresa.- Mira. Tenemos switches 10/100/1000 aquí aquí y aquí.  Estos dos puntos se unen con fibra óptica. Redes inalámbricas aquí, aquí, aquí, aquí y aquí. Los alcances aproximados están coloreados en azul. Mira, en esta aplicación tenemos el inventario de los equipos, cuando cambies alguna pieza, verifica que se actualiza el inventario en la aplicación.
    -No, si yo no voy a cambiar piezas, para eso estás tú.
    -Tú sigue con esa chulería, que vas bien.
    -Bueno, enséñame los famosos servidores, que me ha dicho $Boss que te encanta tener servidores para nada.
    -Ea, vamos.

    Pasamos al cuarto de servidores.

    -¡Buf! ¡Qué calor hace aquí! ¡Cuanto trasto encendido! ¡A ver para qué es todo esto!
    -Te cuento. Este es el servidor de dominio, ficheros, aplicaciones no críticas e intranet.
    -Será internet.
    -No, intranet.
    -A ver, listo, define intranet.
    -No me da la gana. Como director supremo y jefe mío deberías saberlo.
    -Yo lo sé, sólo quiero comprobar si tienes el concepto correcto.
    -Uy. Correctísimo. No me equivoco al decir que tienes más cara que un saco pesetas.
    -No te pases, chaval, que puedo sugerir tu despido inminente y fulminante.
    -Por mi como si te depilas con una desbrozadora. Sigo. Este de aquí es el servidor proxy y de correo.
    -A ver, define proxy.
    -Mira, que no te defino nada. Lo he montado yo. Sé perfectamente lo que hace y cómo lo hace. Si no lo sabes tú es tu puto problema. Dedícate a gestionar, haz el favor, que para eso te han contratado.
    -Bueno, bueno, desde luego eres poco colaborativo.
    -Ni pizca.
    -¿Y por qué tienes tres routers?
    -Son dos.
    -Pues yo veo tres.
    -Yo veo dos.
    -Ya estamos. Mira, aquí tienes un Zyxel, un Cisco y un Firewall.
    -¡¡MWAAAHAHAHAHAHAAAA!! ¡¡Eres la bomba!! ¡JAJAJAJA! ¡Qué cachondo!
    -¿Qué pasa?
    -Eso es un cortafuegos, genio.
    -¿Y para qué sirve?
    -Para que los directores de informática pregunten.
    -Eres imposible. ¿Ese servidor tan grande qué hace?
    -Ese es el servidor de aplicaciones principal. Tiene el ERP, el CRM y algunas cosas más. El que está al lado, el chiquitajo, es el servidor de respaldo. Si cruje el principal o hay que pararlo para mantenimiento, se pasa el trabajo al pequeñajo mientras tanto.
    -Qué tontería. Tener un servidor ahí sin hacer nada sólo por si acaso.
    -Una payasada que te cagas.
    -Pues si lo ves una payasada no sé por qué lo has montado.
    -No me refería al servidor. Venga, terminemos de una puta vez. Este es el servidor de la VPN y de la aplicación de TPV.
    -Define…
    -Vete a la mierda.
    -¡Un respeto!
    -Olvídame. Mira, tú haz lo que te hayan dicho que tengas que hacer. Que yo me voy a trabajar, machote.
    -¡Espera! ¡Que todavía no me has dicho qué son estos disquetes gordos!

    Miro y agita en la mano izquirda un cartucho DAT. Gilipollas. Esto me supera. A este tío tengo que pegarle fuego, patearle el hígado, sacarle los ojos. No sé. Necesito relajarme. Necesito que llame un luser o algo. No. Lo que necesito es meterle dos hostias a El Máquina y otras cuatro al $Boss. ¿Cómo hemos llegado a esto?

    Me voy a mi puesto y me centro en trabajar. Con la cabeza caliente no puede salir nada bueno. Tengo que respirar. Tengo que pensar.

    Me dedico a borrar algunos ficheros innecesarios de la home de Lucky, eso siempre me ha relajado. Entretenido como estaba no me doy cuenta de que El Máquina está al otro lado de la mesa y me mira.

    -¿Dónde me siento yo?

    Levanto mi dedo corazón sin apartar la mirada del monitor.

    -Aquí. Y pedalea.

    De repente, el BOFH-Zen me ilumina. Cuando la estupidez llega al cúlmen, cuando el despropósito se desboca, cuando todo parece que va contra la lógica, cuando todo indica que irás a engrosar las listas del paro, entonces, el BOFH-Zen te ilumina. El BOFH-Zen es el camino.

    continuará…

    Nivel dos (primera parte)

    En tiempos de crisis, el beneficio es para los osados. Y mi jefe es tan osado que ha contratado a un consultor por chopocientos euros la hora para que le diga qué es lo que está mal en esta empresa. Mira que yo a los consultores no me los creo mucho, pero éste parece ser […]

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