La Gestapo.
Hoy no voy a hablar de un luser. No lo es porque La Gestapo no usa ordenador. Bueno, ni ordenador ni hostias, lo único que mueve con soltura es la lengua.
En teoría se encarga de la limpieza de esta zona de las oficinas. En teoría, porque la señora tiene una cadencia plumero arriba-plumero abajo de un plumerazo cada mil movimientos de mandíbula. No para la señora, oiga. Es de esas ¿personas? que no pueden dejar de hablar ni un segundo, como si eso fuese algo malo. Ni afónica hacía algo tan malo. En serio, la he visto, o mejor dicho la he escuchado rajar sin consuelo afónica perdida.
Y no sabe uno si es peor escucharla afónica perdida o con su voz de cuervo espídico habitual. Yo no sé qué tiene esta mujer, pero es que resulta la pobre desagradable al oído.
Pero no es lo peor que raje la tía sin parar. No. Lo peor es que si llega a ser más cotilla se pone a parir ella solita. La mujer es una fuente de información impresionante. Te puede contar cotilleos, miserias y maldades (bondades ninguna) de cualquiera de la oficina. Porque tonta no es. Es muy lista, y sabe perfectamente cómo hacer hablar a la gente. Por eso se llama Gestapo. Un ejemplo:
-Hola Pollamboca, que tal tu madre, que me han dicho que ya está la mujer en las últimas, que lo siento mucho y eso y…
-Puesh no she quien te habra discho, porque lo uniclo que le plasha esh que la han operlado de la cladera.
Y me viene a mi y me cuenta que el jefe está así de malhumorado porque fíjate que han operado a su madre a vida o muerte de la cadera (sic) y no saben si saldrá de esta. Así que es normal que esté preocupado. Que esté de mala leche porque un luser se ha «equivocado» y ha retrasado la producción unas cuantas horas al borrar por accidente los partes de producción, no influye para nada.
¿Que por qué me lo cuenta a mí? Sencillo. Porque mi despacho es el último en su ruta y cuando llega viene cargada hasta los topes y tiene que soltar lastre o revienta. El caso es que a mí me da tan igual, que nunca le hago caso. Y eso la revienta. Porque no hay peor cosa para una cotilla consumada como es Gestapo que tener un cotilleo caliente y no poder usarlo. Luego el cotilleo se enfría y no vale nada.
Pero también me quiere sacar información a mí. La pena es que a mí es bastante difícil. Mi entrenamiento ha sido riguroso y mi mente está sellada.
-Buenas tardes Wardog, ¿qué tal estás hoy?
-Pues de momento de puta madre.
-¿Y tu madre qué tal?
¿Comor? ¿Qué es esto? ¿Un juego de esos de «tu madre está tan gorda que Bush quiso invadirla cuando le vio lo negro que tenía el ombligo pensando que era un pequeño país con petróleo»? No… no le pega.
-De puta madre. Este año ha cumplido -2 años, rejuvenece y todo.
-¡Ah! ¡Pues yo pensaba que le pasaba algo! Es que como antes sacaba la basura a las 10 y ahora la saca más tarde, pues no sé, se me hizo raro ver que ya no sale a su hora.
Viven en la misma calle. La madre que la parió, que me la tiene vigilada.
-No, no le pasa nada. Lo único es que ella saca la basura cuando le sale de los cojones.
-¡Jajaja! ¡Qué cachondo! No, si yo era por si estaba trabajando ahora o no…
-Ella nunca para de trabajar, no como otras…
¿Será posible? Siempre viene con algo en la boca. Parece un sabueso de la policía. Yo siempre he dicho que la policía ha perdido un gran agente de la sección canina. Porque lo que no es normal es entrar a un despacho a limpiar y olfatearlo todo. Y lo sé porque lo he visto cuando me ha tocado ir a arreglar algo y ella entraba detrás de mí a limpiar. Lo primero, limpiar el ordenador en el que yo estuviese trabajando, a ver qué hace el informático tan lejos de su despacho. La de veces que le he quitado el plumero de las manos y lo he tirado tan lejos como permitiesen las dimensiones del despacho.
-Que soy alérgico al polvo, no sacudas eso delante de mí, repito por trigésimosegunda vez.
-Uy perdona, que siempre se me olvida.
-Pues yo estoy echando un brazo que veremos a ver si la próxima vez no tiro el plumero sin quitártelo de la mano.
-¡Jajaja! ¡Qué guasón!
-No es guasa.
-¡Jajajaja! ¡Jaja! Ja… Erm.. perdón.
Una vez que ya me ha tocado los huevos a mí, procede a limpiar el despacho. Es un poema ver cómo la gente empieza a recoger sus cosas en bolsos y bolsillos. Porque como vea algo sobre la mesa que no sea polvo, lo cotilleará inmiserciordemente. Que ve una foto, pues hala. Interrogatorio completo. Al final se va sabiendo quién es, dónde vive, edad, relación de parentesco si la hay, enfermedades que ha sufrido y cien datos de interés nulo adicionales. Coge los móviles al grito de «Uuuuy que boniiiito a veeer» y cotillea el registro de llamadas.
-¡Anda! ¿Y este Manolito no será el hijo de Juana la del Valle, no?
-Pues… no, creo que no, oiga..
Lee los papelotes que hayan encima de la mesa y realiza sus comentarios del tipo «pues sí que le vendéis caro a este, ¿no?».
La tía es la bomba. De todo se entera y por todos sufre. Pero hay uno que se le resiste. Uno cuyo caos no es capaz de atravesar. Efectivaente, servidor.
-¡Uy Wardog! ¡Cómo tienes la mesa! ¡Quita quita que te lo ordeno!
-Como toques nada de esta mesa te arranco la mano.
-¡Jajajaja! ¡Cómo eres!
-Quieta. Sit.
-Pero hombe, que te lo coloco un poco y…
-Está colocado. A mi modo.
La pobre mujer echa un vistazo rápido a los papelotes desperdigados sobre la mesa y lanza un suspiro de resignación al no poder obtener nada decente. Moja el paño en limpiacritales y da la vuelta a la mesa para limpiar la pantalla. A eso no me niego. Apago los dos monitores y me retiro para que haga su trabajo.
-Pero no los apagues, hombre, no hace falta.
-Mejor así, para que se vea si los has limpiado bien o no.
-Anda que no sabes tú.
-Más que los de Lepe.
-Pues Pollamboca no me deja limpiarle el monitor porque dice que se estropea.
-Claro, se lo dije yo.
-¿Que se estropean al limpiarlos?
-Si lo haces con disolvente como hacía ella, sí.
-Qué bestia.
-Nah, regular.
La mujer se tira un buen rato limpiando la pantalla con cara arrepentida. SI alguien tiene un monitor SGi de 22 pulgadas sabe de qué hablo. Dejar eso sin marcas es un infierno. Se retira y enfila hacia el banco de reparaciones.
-¿Esto lo limpio?
-No.
-Pero… es que está todo desarmado. ¿Para qué lo quieres?
-Es una naturaleza muerta.
-¿No sirve?
-Es arte. No toques.
-Sigh…
Se deprime, barre el suelo y se marcha a tirar la basura. No obtener información le deprime. Pero prueba a proporicionar a ver si tiene más éxito.
-Pues me ha dicho Babacae que se ha echado novio.
-Lástima. Ya no podrás fugarte con ella.
Me mira sorprendida.
-Anda, que en exportación han contratado a una rumana. ¡Con la de gente que hay en el paro en España!
-Pero pocos que hablen rumano, ruso, portugués, inglés y español con soltura.
-Pero…
-Xenófoba- le digo sonriendo.
Al final se da por vencida. No me cuenta más cotilleos. Y como de las cosas del trabajo no puede obtener nada de mí, aprovechando que vive en la misma calle que mi madre, prueba suerte.
-Pues me ha dicho tu madre que te vas de vacaciones-. ¿Mi madre? ¿María Labios Sellados?
-Sí, es cierto.
-¡Que bien! – dice esperanzada -¿Y a dónde vas?
-Voy a hacer un crucero.
-¡Anda qué bien! ¡Culosponja me dijo que se había ido a hacer un crucero y que todo genial, que se lo pasó muy bien! ¿A dónde vas tú?
-A un crucero.
-Ya, pero ¿por dónde?
-Pues mira, es un crucero que empieza en el sur del Tibet, luego apsa por Mongolia y al final echamos dos semanas en el barco por el Gobi.
-Fíjate, qué exótico. Muy bien, muy bien, que lo disfrutes, hombre.
Me quedo con cara de besugo fuera del agua y lo dejo correr. Lo gracioso fue al día siguiente en la máquina del café. Todos los de exportación descojonados de la risa diciéndome:
-¡Jajajaja! ¡Jajajaja! ¡Mira que eres cabrón!
-¿Por la mañana temprano me tengo que liar a hostias?
-Que viene la de la limpieza y nos dice «¿A que no sabéis a dónde se va Wardog de vacaciones? ¡A hacer un crucero por el Gobi! ¡Ahí, todo exótico! ¡Lo que tiene que ganar este muchacho!
Ahora todo el mundo se va a hacer cruceros de esos. Panda de copiones…