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    El último pasajero, del maestro Manel Loureiro

    Tengo una pistola, de Enriqe Rubio

  • Guía para empresarios. Capítulo 2: motivación.

    Recordemos el capítulo 1.

    Bien. El empleado tipo (todos, vaya) tiende hacia la horizontalidad productiva. Es decir, produce hasta copar la actividad para la que se le ha contratado y ahí se estabiliza. Es por ello que se hace necesario motivarlos.

    La motivación ha sido analizada por multitud de psicólogos e investigadores de áreas diversas, pero no son más que gilipolleces. Ya en la antigüedad se descubrió el método infalible para la motivación de los empleados. Un timbal que marque el ritmo y un látigo que «motive».

    La pega es que desde que se abolió la esclavitud (panda de hippies) ya no nos dejan hacer eso. Es por ello que tenemos que buscar formas de motivar al trabajador. Algunos empresarios esquiroles rojos y blandengues, se dedican a motivar a base de pasta y beneficios salariales, incentivos, días de asueto, premios por alcanzar objetivos… mariconadas.

    Lo que hay que hacer es coger al trabajador y hacerle un hombre. A darle caña. Si el trabajador hace bien su tarea, hay que despabilarlo.

    -¡Wardog! ¡Qué estás haciendo!
    -Trabajar.
    -¡Y qué haces exactamente!
    -Mantenimiento preventivo.
    -¡Chorradas! ¡Eso no vale para nada! Err… ¡Haz algo útil!
    -¿Por ejemplo?
    -¡Ponte a picar pedidos!
    -¿Y no prefiere que me ponga a descargar camiones? Es que por las tardes no me da tiempo de ir al gimnasio.

    La motivación de los seguidores del BOFH-Zen es complicada. Para ellos nada es vital, nada es importante. Por eso no es lo mismo motivar a un BOFH que a un pringado normal.

    -¡Lucky! ¡Qué haces!
    -Estoy contando los paquetes de postits que quedan.
    -Muy bien. Cuando termines, cuenta los rotuladores.

    Un empleado normal, como Lucky, está siempre motivado, siempre hace algo útil. Sin embargo, hay que mantenerse informado de lo que está haciendo. No se le puede dejar a la buena de Dios.

    Para poder motivar a los empleados, es necesario conocer a qué se dedican. Si tenemos un empleado que se dedica a pasar pedidos, deberemos saber si los está picando o no. Si tenemos un contable, hay que asegurarse de que está contabilizando cosas. Si tenemos un diseñador, hay que ir a verle de vez en cuado para asegurarnos de que está diseñando, si tenemos administrativos en producción, hay que asegurarse de que está organizando la producción. Si tenemos un informático la hemos cagado. No hay manera de saber si está haciendo su trabajo. Porque, ¿qué hace un informático?

    Lo que tenemos que hacer es pedirle cuentas de todo. Así sabremos en todo momento qué está haciendo y sabremos cómo de motivado está. Mucho ojo con hacer esto con seguidores sectarios del BOFH-Zen.

    -¡Wardog!
    -¡Coño, que susto!
    -¡Algo estarías haciendo!
    -Claro, cagando, no me lo esperaba.
    -¡Sal de ahí!
    -Sespere que no lo puedo dejar a medio parto.

    Manejar a un BOFH es siempre como manejar material inflamable. Hay que ir con pies de plomo.

    -¿Que estás haciendo ahora mismo?
    -Limpiándome el culo. ¿Quiere saber  si el papel lo doblo o hago  una bola?
    -¡Date prisa! ¡Y ahórrate detalles escabrosos!
    -Voy.
    -¿Qué estabas haciendo?
    -Estaba pariendo un mulatito. Lo he llamado Clodomiro y de mayor será submarinista. De hecho ya está practicando.
    -Guarro eres… me refiero a antes de venir al servicio.
    -¡Ah! Estaba haciendo copias de seguridad.
    -¿Otra vez?
    -Claro, hombre, un par de veces al día, por si pasa algo.
    -¿Y qué vas a hacer ahora?
    -Voy a hacer un pedido de tóner, que se está agotando.
    -¡Siempre gastando! ¡Quiero un informe de cada vez que se cambie un cartucho!
    -Vale.
    -Es más, ¡quiero que me mantengas informado de todo lo que haces!
    -Vale.

    Error.  Si el informático contesta «vale» sonriendo cuando le sacamos con prisas del servicio y le exigimos información de todo, malo. Es un seguidor del BOFH-Zen y nos la va a liar.  Nuestro teléfono echará humo.

    «¡Riiiing! ¡Riiiing!  Jefe, que voy a cambiar un cartucho de tóner.»
    «¡Riiiing! ¡Riiiing!  Me voy a poner a hacer la copia de seguridad.»
    «¡Riiiing! ¡Riiiing!  Estoy ayudando a Pollamboca a pasar un pedido.»
    «¡Riiiing! ¡Riiiing!  Estoy arreglando el PC de una máquina de producción.»
    «¡Riiiing! ¡Riiiing!  Estoy arreglando su PC, que me ha llamado hace un momento porque no se encendía.»
    «¡Riiiing! ¡Riiiing!  Estoy pariendo un hermano a Clodomiro. Esta vez parece que el chico quiere ser conductor de submarino. ¿Quiere una foto?»

    Puesto que no podremos saber qué hace un informático seguidor del BOFH-Zen, deberemos motivarle más que a ninguno. Hay que darle trabajo porque es imposible que un informático esté ocupado siempre que se le pregunte y que además conteste sin rodeos y sin pensárselo.

    -Wardog, tienes que cambiar el ticket de las tiendas para que aparezca el eslógan nuevo.
    -Vale, me pongo a ello.
    -Wardog, tienes que hacer un programa para controlar el stock de materia prima.
    -Ya lo hice.
    -Otro.
    -Ah. ¿Y qué quiere que haga?
    -Err… es igual. Quiero un listado de los productos rojos que hay en el almacén.
    -¿De todas las medidas? ¿De qué calidad?
    -Mira, déjalo. Tienes que hacer inventario en la tienda de Tolococo.
    -¿Ya estamos? ¿No tiene a nadie en la tienda o qué?
    -He dicho que vayas tú.
    -Pues va a ser que no.
    -¡Como que no!
    -No puedo. Estoy muy liado.
    -¿Qué estás haciendo?
    -Cambiando el ticket de las tiendas para que aparezca el nuevo eslógan, modificando el programa de stock para que no haga nada nuevo, preparando un listado de almacén de cosas rojas de alguna calidad y alguna medida. Y cuando termine de perder el tiempo, me pondré a trabajar.

    Lidiar con un elemento de éstos es más complicado de lo que parece. Realmente no hacen nada en la empresa. Siempre están amorrados a la pantalla del ordenador jugando o navegando por internet. Cada vez que se les encarga un trabaj, rezongan y tardan una barbaridad, alegando de que tienen mucho trabajo. Es por ello que debemos tomar las riendas de estos trabajadores tan faltos de motivación.

    -¡Wardog! Ponte ahora mismo a hacer etiquetas para las estanterías del almacén.
    -Que lo haga la de las etiqueta, que yo tengo mucho lío.
    -¡Hazlo tú! ¡No hay nada que pueda ser tan importante como lo que yo te estoy mandando! ¡Vamos!
    -Vale.

    ¿Vale? Malo.

    «¡Riiiing! ¡Riiiing!  Oiga, jefe, que no podemos imprimir en contabilidad y Wardog nos ha dicho que no puede arreglarlo porque usted no le deja,»
    «¡Riiiing! ¡Riiiing!  Oiga, jefe, que la base de datos no responde y Wardog dice que no puede arreglarlo porque está haciendo algo súper importante.»
    «¡Riiiing! ¡Riiiing!  ¡Jefe! ¡El programa de gestión no funciona y Wardog está muy ocupado haciendo una cosa importantísima para usted, pero no podemos trabajar!»
    «¡Riiiing! ¡Riiiing! ¡Jefe! ¡Quenomefuncionaelfax! ¡YmehadichoWardogcustéloarregla!»

    Misteriosamente, cada vez que motivamos a un BOFH, las cosas empiezan a fallar, y da igual que el BOFH esté en la empresa o que esté de viaje o durmiendo. Si le tenemos entretenido con alguna tarea, algo se termina rompiendo por alguna parte.

    Tened cuidado con ellos, por favor. No los motivéis. Dejadlos ir a su aire, aunque se mantengan en la horizontalidad y dedicáos a motivar a los demás empleado.

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