Bolindre, el técnico.
Bolindre ha aprendido a decir tóner.
Siempre ha usado impresoras matriciales con papel multicopia. Pero ahora vamos a cambiarle eso para ponerle una láser. Al principio costó hacerle entender que no era una opción, que le íbamos a cascar la láser quisiera o no.
-¡Peroesaimpresoranomevalemayoral!
-¿Y eso?
-¿Ysinecesitomasdeunacopia?
-Imprimes dos copias. O tres. O Haces fotocopias. O contratas a un escriba y que las copie con una pluma de pavo. Hay muchas opciones.
Lucy se anima y se lia a ponerle pegas a la impresora.
-Es que si tenemos que imprimir mas de una copia, ¿cómo diferenciamos las que son copias de las que no?
-No se diferencian. Ésa es la gracia.
-¿Entonces, no sabremos cuál es la original y cuál la copia?
-Todas serán originales, con mejor calidad que ahora mismo.
Bolindre se queda pensativo. Lucy sigue preguntando.
-Pues nos vamos a tirar hasta las mil esperando a que salgan todas las copias.
-No creo. Esta impresora imprime 40 páginas por minuto. La matricial no llega a diez. Además no pierdes tiempo cargando ni ajustando papel.
-¿Ysimetemoslofolios dedosendosnosecalca? -suelta Bolindre.
-La impresora coge sola los folios, no le puedes meter los folios de dos en dos.
Espero con toda mi alma, claro.
-¿Y no hay folios con calco para laser?
-¿Pero tanto trabajo os cuesta poner un dos en la casilla de copias?
-¡Es que es mucho lío tener que ir luego apartando las copias!
-Joder, ¿y con el multicopia no? Porque ese tienes que quitarle el troquel, despegar las hojas y separarlas.
-Pero no tenemos que contar las hojas ni mirar que sean.
Acabáramos. Esfuerzo intelectual. Hay que contar hasta dos, o incluso ¡hasta tres! Una locura.
-Es lo que hay. Vais a imprimir en láser y se acabó.
-Vale, pues pide papel de facturas y de albaranes para láser.
-No hace falta, todo eso se hace con folios blancos de aquí en adelante.
-¿Foliosenblanco? ¿Ycómosediferenciaunalabarandeunafactura?
-Olvidadme, por favor.
-Pues yo sigo diciendo que es más trabajo-. Dice Lucy – Para archivarlo hay que hacer agujeros en el folio y en la de matricial no.
-Amos, no me jodas. Se puede ser vago. Batís records.
Al final obviamos todas sus quejas estúpidas y pusimos la láser en producción. No veas tú lo contentos que están. Imprimen que da gusto. La máquina además es de esas escupe los documentos a toda leche y no le falta nada más que poner en el display «Recoge tus putos folios, desgraciao.» Me encanta. Pues llegaron a gastar el cartucho de tóner, así que se lo cambio en un grácil movimiento. Al día siguiente me llama Bolindre preocupadísimo.
-¡Mayoral! ¡Quelaturbos’hajodío!
-¿Cuál de las cinco turbos?
-Laquenocogepapelcontínuo. Yocreoquedeberíascambiarla. S’hatenioquequemarelfusor, oeltambordeltonerestápicao, otieneunretardoalcogerpapel. Losuyoesquecambieslaimpresora yeltónerlocambiastambiénporsiacaso. Quedigoyo, tuereseltécnico-. Me dice con aire de suficiencia.
-¿Qué ha pasado? ¿Imprime bandas longitudinales? ¿Transversales?
-Ahorasuboyloves.
Ya me tiene intrigado. ¿Qué pasará? ¿Se va a subir la impresora? Mira que pesa más de 30 kilos… Al cabo de un rato viene zapateando por el pasillo y dando voces:
-¡Mayoral! ¡Mayoral! ¡Mayoral!
-Aquí, hijo, aquí.
Enfoca su mirada en mi persona y me hace entrega de una hoja de papel impresa por la máquina averiada. Miro atentamente la página. Bien, todo bien. Miro más a fondo y sigo viendo todo bien. Ya me detengo a mirar si hay faltas de ortografía, si los números se ven mal… no veo nada.
-¿Qué pasa?
-¿Noloves? ¡Salehechounaguarrería!
-¿El qué?
-¡Mira!¡Mira!- Me dice y señala un minúsculo punto, una mancha tan grande como el punto del teclado. – ¡Yoasíestonoselopuedomandaranadie! ¡Menudaimagen!
-Yo me hago cargo de todas las facturas que devuelvan por causa del un punto de impresión en una hoja.
Me mira desafiante, evaluando si de verdad le estoy vacilando. Sonrío.
-¿Yesto?- Me señala uno de los cantos del folio. Está levemente doblado, así como un milímetro. Inapreciable.
-¿Qué le pasa a eso?
-¿Novesquesaledoblado? ¡Estonosepuedemandarasi!
-No me jodas. Eso puede haber sido la impresora o una mosca descuidada. De cualquier forma, me da igual. Luego la factura acaba doblada en cuatro cachos, así que porque esa justamente tenga una doblez mínima, no va a pasar nada.
-Buenobuenobueno… Yotelodigopaquelosepas. Lomismotelacambianengarantía.
-No, tranquilo.
-Valevalevale… ¿Ysileechounpocodeaceite? Alasotraselesechabaaceitedevezencuando…
-Ni se te ocurra. Si sale ardiendo. Me llamas. No se te ocurra hacerle nada a esa impresora a parte de ponerle papel.
-¿Ysoplarlaconunapistoladeairepuedo?
-No.
-¿Ponerlabocabajo pasacarlospapelillossipuedo, no?
-Tampoco. Puedes imprimir, encenderla y apagarla, poner y quitar papel. Nada más.
-Bueno, buen, siyolodecíaporayduarte, hombre.
-Gracias, pero no hace falta.
-Buenomayoral, puesmevoyparaabajo queyasehabracalentaoeldespacho.
-¿Pasas frio?
-No, silodigopaquitarleeltrapo alaimpresorapaque noseenfríeeimprimarápido.
-¿Lo cualo?
-Claro, siemprequelanciendomepone «Esperecalentando», asíquelepongountrapoyasínosenfría.
Ay madre. Ay madre. Que alguien me pegue la gripe. Necesito vacaciones.
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