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  • Sin publicidad

    Me he cansado de poner publicidad para costear los gastos del blog. Puedo asumirlos por mí mismo. Hago esto por diversión.

    Pero si te apetece pagarme una cerveza, aquí tienes un botón:

  • ¡Cómprame un libro!

    320 páginas de celulosa no retroiluminada vintage con lo que hay aquí y el final de "Un nuevo mundo". No necesita baterías y funciona con casi cualquier luz visible.

    Aviso: El papel puede cortar. Consideradlo una feature de ataque a lusers.

  • Buen leer

    El increíble viaje del faquir que se qeudó atrapado en un armario de IKEA,d e Romain Puértolas

    El último pasajero, del maestro Manel Loureiro

    Tengo una pistola, de Enriqe Rubio

  • Un día cualquiera.

    Suena el despertador. Intento apagarlo. Suelto el teléfono y busco el despertador. ¿Dónde lo he puesto?

    -¡Mamaaaaaáaa!¿Dónde está mi despertador?

    No contesta. Bueno, es igual, dentro de quince minutos dejará de sonar.

    Voy para el cuarto de baño. Saludo a un señor que pasaba por allí.

    -Buenos días, caballero. ¿Le ha molestado mi despertador?

    El señor del espejo me hace burla. Si me muevo, se mueve. Si le hablo habla lo mismo que yo. Espera. Es el espejo. Qué cosas.

    Me lavo los dientes. Me enjuago. Vomito. Guardo el limpiador del baño en su sitio y me lavo los dientes con pasta de dientes.

    Me doy una buena ducha. Al salir, tiendo el pijama, para que se vaya secando. Me pongo el albornoz y me vuelvo para mi cuarto.

    Me pongo una camisa y unos pantalones. Me pillo el ciruelo con la cremallera. Me pongo unos calzoncillos. Me los quito. Me los pongo, pero ahora, antes que los pantalones. Me pongo un cinturón. Me quito el cinturón para liberarme de la silla a la que me he atado.

    Tengo hambre, voy a la cocina a desayunar. Intento meter unas magdalenas en la tostadora. Me apetecen calientes, pero no caben. Las meto en el microondas. Dos minutos. Me preparo una taza de café. Voy a buscar las magdalenas pero se han incinerado. Me como las cenizas, no hay que tirar nada, hombre. Me bebo el café y voy a vomitar de nuevo. Maldito café. Siempre me sale demasiado seco. A ver si mañana me acuerdo de echarle agua…

    Ya es hora de ir a Killminds. Salgo, abro el coche y me monto. ¿Pero qué es esto? ¡Me han robado el volante y los pedales! Miro hacia todas partes asustado. El coche no parece haber sido forzado. ¡Ah! ¡Claro! ¡Mira eso! Me cambio de asiento y me siento en el del conductor. Meto la llave en el contacto e intento girarla para arrancar. No funciona. Giro hacia el otro lado y el coche se pone en marcha.

    Salgo a la carretera y conduzco hasta Killminds. Aparco en la acera y me doy cuenta de que no hay nadie. Miro el reloj y marca las ocho. Pero aún es de noche. Vaya. Otra vez me he puesto el reloj al revés. Me acurruco al lado del coche y me quedo dormido.

    A las ocho llegan mis compañeros y me despiertan como cada día. Subimos a la oficina y me siento delante del ordenador. No funciona. Vaya por Dios. Y los informáticos no llegan hasta las nueve. Pruebo a encenderlo y parece que empieza a andar.

    El ordenador se queda parado en una pantalla con mi nombre y una rayita parpadeando. Me quedo mirando la raya y contando las veces que parpadea.

    -Una, dos, tres, cuatro, cinco, seis…

    Es entretenido esto, sí…

    -Novecientosmil cuatrocientos seis, novecientosmil cuatrocientos siete, ovecientosmil cuatrocientos ocho…
    -Lucky, ¿no te acuerdas de tu contraseña?
    -¿Qué? ¡Ah! ¡Sí! Había que escribirla aquí, ¿no?

    Escribo la contraseña. Al principio me dolió, pero al final el tatuaje este de la ingle con la contraseña me está siendo útil. Wardog tiene buenas ideas a veces.

    Me pongo a trabajar un rato. Saco un listado de pagos pendientes de un proveedor. Al principio me dolió, pero esto de llevar cosido al escroto el manual de usuario es muy útil. Nunca lo pierdo. Sigo el procedimiento del manual y consigo sacar el informe. Pero… Un momento… No sale nada.
    Marco el teléfono de los informáticos.

    -Sistemas…
    -Con Wardog, por favor.

    De fondo se oye «Toma, Wardog, es Némesis»

    -Dime.
    -Que este listado está mal.

    Se oye un teclear. La pantalla parpadea un segundo.

    -¿Qué le pasa al listado que hemos modificado ochomil veces?
    -Que no me saca los datos reales.
    -¿Y eso?
    -Mira, de este proveedor no me sale ningún pago pendiente.
    -Ya veo. ¿Y tiene algún pago pendiente?
    -No.
    -¿Y qué quieres que haga yo?
    -Que salgan los pagos que tiene pendientes.
    -¿No dices que no tiene?
    -Por eso.
    -Lucky, hazme un favor. Acércate al cuarto de contadores. Mete la lengua donde está dibujado el rayo mientras pones los pies en un barreño de agua. Cuando subas ya te saldrán los pagos pendientes. Si no te salen, me avisas y ya si eso te suicido yo.

    Cuando la estupidez alcanza ciertos límites, la lástima prevalece sobre cualquier otra emoción y uno sólo quiere que su sufrimiento cese.

    Endeve…

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