Reírse.
Es bueno, coño. Siempre he dicho que soy una persona seria. Muy seria. Y es la impresión que doy cuando alguien me conoce.
Que no es más que eso. Una impresión. Diez minutos después ya estoy soltando improperios y buscando triples sentidos a las cosas. Es graciosa la reacción de la gente. Sueltas un triple sentido cualquiera y la gente se ríe. Porque han llegado sin problemas al doble sentido. Cuando se les pasa la primera fase, encuentran el triple y ya se descojonan.
Estábamos el otro día de despedida de unos amigos, y los llevamos a un casino en el que hacían una especie de feria de abril, con cena y actuaciones en directo. Y sale la María del Monte a cantar. Yo que me la veo en el escenario cantando a todo pulmón y le digo a la chica que tenía al lado:
-Como esta mujer suelte un do de pecho vuelca las mesas hasta la séptima fila.
Y la chica se reía. Pero claro. Luego cayó en la cuenta del pedazo de faja que llevaba la cantante y ya no hubo forma de pararle la risa durante un buen rato.
Ayer estaba la Chuchi con el punto de cruz y soltó un quejido.
-¿Te has pinchado?
-Sí.
-Pues hala, ponte el pijama.
Se empezó a reir y me dijo:
-¡Yo también te quiero príncipe!
Porque la Chuchi también se las gasta de estas. Resulta que me ha salido un megagrano en la napia, que ya de por sí es robusta cual pata de percherón. Tomás lo ha bautizado. Y hoy, saliendo de casa me dice mi niña:
-¡Hasta luego monos!¡Os quiero!- refiriéndose a los dos, a Tomás y a mí.
Pero minutos antes ella me había estado restregando una pomada de esas para los granos sobre Tomás. Así que cuando he llegado a la oficina le he puesto por messenger:
-Que sepas que Tomás ya no te quiere tanto.
-¿Y eso?
-Porque lo quieres matar.
-Pero cariño, si yo lo hago por tu cuello, que luego te duele.
Es monísima.
Ése es el humor que a mí me gusta. Y por supuesto, el humor ácido, bestia, despiadado, directo y a la yugular. Es un método de autodefensa, que distende el ambiente y deja al usuario indefenso. Porque este humor sólo se usa con usuarios o plastas «quieroalgodeti». Aunque a veces sea demasiado sutil, suele quedar algún resto en el subconsciente del sujeto. Es como eso que dicen que si tienes que estudiar algo, mejor grabarlo e ir escuchándolo.
-Wardog, no me imprime.
-¿Tiene papel?
-Sí.
-¿Está encendida?
-Wardog, que no soy tonta.
-¿Es una reflexión o una pregunta eso que has dicho?
Parece que no, pero, aunque suene a cuento de psicoanalista, luego recordará que ha de comprobar al menos esas dos cositas antes de dar la tabarra.
Con todo esto, podríais pensar que me tienen por borde en la empresa y que me miran de lado. Nada más lejos. Puedo presumir de gozar del respeto de todos aquellos con los que tengo relación. Nadie me vacila porque parece que tengo las respuestas preparadas y eso no les gusta.
Una vez, sacándome un café, con unas legañas como piedras de molino, me dice una de las secretarias:
-¡Uuuuuuh!¡Qué grandes te quedan esos pantalones!
-Que va. Los compro así para que no me aprieten cuando me hinchan los huevos por la mañana temprano.
El resto de las secretarias muertas de la risa y ésta roja como un tomate bajó la vista al fajo de papeles que tenía delante y siguió separándolos.
-Joder, macho, tienes respuestas para todo…-me dijo con media sonrisa.
-No. Para lo tuyo no tengo explicación todavía.
Volvieron a arreciar las carcajadas. A ésta se le borró la media sonrisa e inmediatamente se unió a las risas de las demás.
Y no soy menos eficaz que los que andan por los pasillos echando humo por las orejas, con cara de malfollaos, cabreados como monas. Se cazan más moscas con miel que a balazos.
¿Que a qué viene todo esto?
Primero, a que me gustaría que todo el mundo se riese de vez en cuando. Aconsejo a todo el mundo probar a hacer reir sin perder la seriedad. A llevar el buen humor por bandera y hacer de esta mierda de oficina un lugar más agradable. Por ahí se empieza. Y hacedlo en el bar también. Y en la calle. De malfollaos está el mundo lleno, sería bonito que la gente fuese con una sonrisa por la calle, hombre.
Y segundo a que he estado pensando durante algunos días en cerrar el chiringuito, porque releyendo algunas de las historias que escribo, ya no me hacían gracia. Todos sabéis que éste blog es mi válvula de escape ante el estrés que provocan muchas veces los degeneraos estos. Ya estaba en la crisis que todo blogger pasa en la que ya se le pasa el mono de escribir, esto pierde su gracia. Esto nos ha pasado a todos. Algunos cambian de blog, porque se les acaba la temática del que tenían, otros desaparecen, otros borran el blog y yo quería cerrar lo viejo para empezar de nuevo. Tambié puse la publicidad para intentar animarme a escribir, como si alguien me pagase por el «esfuerzo» de escribir esto. Que nadie me obliga a hacerlo, pero sin embargo, viendo los comentarios, los emails y las recomendaciones de otras webs que me enlazan, sinceramente, me debo en parte a vosotros. He adquirido sin quererlo un compromiso con mis lectores y creo que precisamente es eso lo que me estaba matando. La «obligación» de escribir.
Me han dicho en muchas ocasiones que tendría que escribir un libro. Y lo he estado meditando durante algún tiempo y tal vez lo haga. Lo difícil será encontrar a alguien que lo edite y que se venda. Pero esa es otra historia que ya veré si llevo a cabo.
Lo que sí os digo es que no, que no voy a abandonar el blog, porque me he dado cuenta de que en realidad sí que hago reír a la gente. Y eso me satisface, me llena de orgullo saber que puedo haber alegrado el día a alguien, y que ese alguien pasa mis paridas por email a otro y puede que ese también se ría. Estoy contribuyendo a que la gente tenga menos cara de vinagre y sonría más.
Resumiendo: reíd y haced reir, a ver si arreglamos algo.
Es el agua.
Definitivamente es el agua. Y mira que yo no la bebo, pero ya no la voy a usar ni para ducharme. Con cocaloca me via lavar, aunque se me coman las moscas. Porque en un sitio donde en las calles, en vez de mejorar los drenajes, cuando llueve ponen minipuentes móviles, te puedes esperar lo […]
Go shopping
Ir de tiendas es divertido. Atender a las que venden no. Por alguna razón que no alcanzo a entender, su cerebro funciona incluso más despacio que los habitantes de la central de Killminds. Estoy depurando una teoría que estipula que la velocidad de proceso de un cerebro que trabaje para killminds es inversamente proporcional a […]
¡Más maderaaaa!
12:00 am. Cuartel general.Asistentes: Élite de las fuerzas de decisión de estrategias del Gran Estado Independiente de Killminds. -Caballeros, hemos de documentar el proceso de envíos de mercancía a las sucursales periféricas de comercio de menor cuantía.-¡Apoyo la moción!-¡Muy bien!¡Pongámosnos en marcha!Uno de los asistentes toma el teléfono negro de encima de la mesa.Espera un […]