La práctica (palo palito)
La cara de Violeta era un poema. Los ojos dos ruedas de autobús, la boca un parking. La expresión un «no me jodas». Las ganas, de salir corriendo.
Los pétalos de papel aún revoloteaban por la habitación. Apagué el ventilador y le di la mano a la nueva. La pobre me miraba de medio lado y me sujetaba la mano con blandura. Era como darle la mano a un guante vacío, como sujetar un filete de merluza.
-Mi nombre es Wardog. Ella es Daisy y él es MKII.
-En… encantada. ¿Siempre hacéis esto para recibir a la gente?
-No, este año quería probar algo nuevo. ¿Te ha sorprendido?
-Te puedo asegurar que no me lo esperaba para nada- dijo riendo nerviosa.
-Al final te acostumbras- dijo MKII resoplando.
-Soso eres, hijomido.
-¿Y bien? ¿Eres de hierro o de humo?- le pregunto.
-¿Perdona?
-Te traduzco- intervino MKII:- Que si eres de sistemas o de gestión.
-Oh, ya, de sistemas, de sistemas…
-Bien, bien, aquí somos todos un mix. Una especie de humo pesado, supongo. Excepto Daisy. Daisy es de hierro. Totalmente.
-Ya veo, parece que se le da bien, sí.
-Y aprendió rápido. Ella estudió microinformática y desmonta y monta los servidores sin mirar. Las impresoras parece que se licuan en sus manos. Lo cables ethernet se crimpan solos en los paneles con su aliento. Es un prodigio.
-Vaya… parece que voy a aprender mucho con ella.
-Me temo que eso no va a poder ser.
-¿Por qué no?
-Daisy no te puede enseñar.
-¿Por qué no?
-Por la misma razón por la que un oso no te enseñará a coger salmones con la boca: no sabe enseñarte. No está en su naturaleza. Puedes observar y aprender de ella, pero no le pidas que te explique algo que para ella es tan natural como respirar.
Violeta se quedó mirando a Daisy con fascinación. Seguía con los cascos puestos, sacando los discos duros del servidor conectándolos uno a uno a un PC para leer los datos de S.M.A.R.T. Cuando veía uno con valores que no le gustaban lo tiraba sin contemplaciones a una caja de plástico.
-Bueno, Violeta, tu primera misión de hoy será- le digo mientas la acompaño hasta el armario donde guardamos los componentes y lo abro de par en par- montar tu ordenador.
Violeta se queda mirando el armario abierto, las placas base, los procesadores, las memorias, discos duros, fuentes de alimentación, tarjetas de red y cables, todo ordenado con el primor obseso y enfermizo de Daisy.
Se quedó absolutamente inmóvil, mirando al armario. Daisy tiró otro disco duro, tal vez un poco más fuerte que el anterior. Me retiro para que Violeta pueda pasar. No se mueve. Vamos a ver, que eres novata, te estoy enseñando un armario hasta el culo de material goloso. Mira, pero si tenemos hasta Ryzen nuevecitos. ¿No los ves? ¡Y discos NVME!
El tiempo se detiene.
Algo va mal.
Violeta se acerca tímidamente al armario y se detiene a un paso de la puerta. Acerca la cara y mira en todas direcciones. Al fin se gira hacia mi.
-No veo ningún ordenador, Wardog.
El BOFH-Zen se puede presentar de muchas maneras
-¿Cómo que no?
-Aquí no hay nada, sólo hay piezas sueltas.
-Claro, es la idea, que tú te montes tu CPU. Por practicar, y eso.
-Ah.. ¿Pero vosotros no compráis los ordenadores hechos?- pregunta incrédula.
-Según para qué. También los montamos nosotros, porque a veces…
Daisy arroja a la caja de discos muertos una ráfaga de tres discos, como si fuese un cañón de corbeta. Va al armario y sin mirar coge una placa, un Intel i3 de sexta generación, 4GB de RAM, un disco mecánico, una fuente de alimentación, un puñado de cables y una bolsita con autocierre con los tornillos justos. Va poniendo todo el material en las manos de Violeta que asiste atónita a lo que está pasando y no parece creerse siquiera que sus brazos estén sosteniendo hardware.
Daisy desaparece un momento tras unas estanterías y sale de nuevo con un chasis vacío en la mano. Lo pone en una mesa despejada, tira dentro un juego de destornilladores y se vuelve a sus servidores con un bufido. Estamos jodiéndole el BOFH shui.
-Pero… pero… ¿qué?- Violeta no acierta a adivinar lo que está pasando. Yo tampoco quiero explicárselo. Es conmovedor, es como un puto documental de National Geographic. Daisy, viendo que Violeta está más perdida que $Hyperboss en una competición de Fornite ha dejado a un lado su aislamiento social y ha ido a rescatarla. Le ha resuelto la papeleta sin que nadie se lo diga y le ha facilitado la tarea pero aún ha dejado que sea Violeta quien termine. Además, ha demostrado que aunque no le gusta nadie ande manoseando su ordenado stock, tiene confianza en que saldrá adelante. Pero ojo, tampoco demasiada, que le ha dado un i3 y 4GB de RAM. Tampoco las tiene todas consigo.
-Ve, hija mía- le digo y le señalo la mesa que Daisy ha preparado. Nuestra Daisy sigue destripando servidores concentrada en su música, como si no hubiese demostrado que tiene su corazoncito. Las dejo y me vuelvo a mi mesa.
Me pongo a redactar un email a mi mujer mientras miro de hito en hito lo que hace Violeta, no sea que se anime y le de por coger un alicate de corte. Pero creo que Violeta no es de esas.
Los minutos van pasando y aquello no avanza.Violeta no hace más que darle vueltas a la carcasa y no sabe ni por dónde empezar. Que vamos a ver, que con que sepas resolver un puzzle de 6 piezas ya medio lo tienes. Que ya no hay que configurar la frecuencia del procesador mediante jumpers en la placa base, como hacíamos en los 90. No te puedes equivocar. Es muy sencillo todo.
Me aburro. Me voy a tomar un café. Al pasar por la mesa, Violeta levanta la cabeza.
-No sé qué tengo que hacer.
-Un ordenador que funcione- le digo.
-Ya, pero no sé.
-¿Tienes móvil?
-Sí, claro.
-Pues pregúntale al Oráculo.
-¿A quién?
Sigo en dirección a la puerta. Sopesando qué hacer con esta criatura.
-¡Wardog! ¡Espera!
-Dime- le contesto desde el quicio de la puerta.
-¿Cuál es el número de Oráculo?
Me la quedo mirando. ¿De dónde has salido, criatura? ¿Qué te han hecho?
-Google. Que busques información en Google.
No espero más respuesta y me voy a por el café. Me entretengo con un par de poyaques por el camino y al final entre el café, un error de un programa, una visita a la máquina de chucherías a por un par de chocolatinas, hacer la preceptiva deposición pagada por la empresa en el cuarto de baño y dos tonterías, he echado casi 45 minutos.
Vuelvo al despacho con la esperanza de que Violeta ya tenga el ordenador montado y esté instalándose una Debian como un castillo pero en cambio sólo están MKII y Daisy trabajando como dos personas de bien. Me acerco a la mesa donde dejé a Violeta por si está escondida debajo o algo. Ni rastro.
-¿Y la nueva?- pregunto a Daisy.
-Salió- me contesta Daisy con un encogimiento de hombros.
¡Bimbambidubi, dubi! ¡Bimbambidubi, dubi! La jodimos.
-Sistemas, solucionamos problemas, perdemos personal.
-Wardog, ¿qué le habéis hecho a la pobre chica?
-¿A qué pobre chica?
-¡A la becaria!
-De momento darle la bienvenida y una tarea.
-Dice que la habéis dejado sola.
-¡Como que sola! ¡Pero si estaba con MKII y con Daisy!- Ahora caigo. Claro. La he dejado con un ficus y una terminatrix.
-Pues aquí la tengo llorando como una Magdalena, la pobre.
-Vaya por $deity. Mándamela de nuevo, que ya estoy en el despacho, por fin ha llegado el calor humano a este frío, frío páramo.
-Va para allá, y haz el favor de no asustarla.
-No te prometo nada, está en mi naturaleza.
Un minuto después aparece la pobre muchacha por el pasillo arrastrando los pies y gimoteando. La viva imagen de la desdicha y la desolación. La espero al lado de su mesa con los brazos en jarras.
-Pero criatura, ¿qué te ha pasado?- le pregunto. Me pone la cabeza en el hombro y rompe a llorar inconsolablemente, la pobre.
-¡Esguemehasdilloguememontaseyoelordenadorberoyoesonolo
hehechonungayahoramesientoinútilllomeguieroiramigasayono
valgobaraestoaaAaAaAAAAAAAAAAH!
Madre del amor hermoso. La dejo llorar hasta que se desinfla y me quito la camisa llena de lágrimas, mocos y babas, quedándome con mi camiseta de Goku. Verás ahora para ponerme serio.
-Violeta…
-Gué…
-¿Ya? Es que verás, yo pensé que te habían enseñado algo de micro, por lo menos a montar un PC. Ya sabes, la placa base, el procesador, buses, conectores… cacho. Ya sabes.
-BEROESGUESINOMELOSPLIGASYONOSÉyyyy…yyyy…!yyyy!
La paro justo cuando se va a arrancar de nuevo y tal como hago con mis hijos ignoro el llanto y me pongo a echarla una mano para que coja confianza.
-Para, para, que al final se van a pensar que es la alarma de incendios y la liamos.
Moquea un par de veces y se acerca un poco a la mesa con los brazos abrazándose a sí misma. Madre mía la criatura. Es pura sensibilidad, la pobre. Y se mete a sistemas. Y se llama Violeta. Y yo que pensaba crear un ejército de Mechas pilotados por Iron Violet y Steel Daisy. En fin. Paciencia.
-Mira, esto es bastante sencillo.
-Si es gue soy tonta…
-Yo no he dicho eso, Violeta. Que sea sencillo no implica que debas saberlo. ¿Entiendes?
-Vale.
-Mira, esto es la placa base. Aquí es donde se colocan los distintos componentes, que son estos. Verás que cada uno tiene su forma y sólo encajan de una manera, por eso digo que es sencillo. ¿Lo ves?
-Sí…
-Montarlo es bastante fácil, mira. En el chasis colocas las espigas sobre las que luego atornillarás la placa base y mientras, vas instalando los componentes aquí al lado y así trabajas más a gusto. Aunque para esto hay dos escuelas, una que dice que se monta fuera y luego se mete en la caja y otra que dice que todo a la caja desde el principio. Tú a tu bola. ¿Lo has entendido?
-Greo gue sí…
-¿Lo intentas mientras yo termino una cosa?
-Sí, sí, lo intento…
Me alejo muy despacio, para que no se asuste, mi pequeña florecilla asustadiza. Me voy de puntillas caminando de espaldas hacia mi mesa. Al pasar por la mesa de MKII me hace un disimulado gesto agitando la mano: «madre mía qué intensidad».
Me pongo a lo mío, que a veces también trabajo y tengo un servidor de bases de datos que necesita que le hagan una particioncita porque se está poniendo de un gordaco que pa qué.
Al cabo de una hora me acuerdo de que Violeta estaba montando el ordenador. Tan callada se ha quedado que sentí miedo de que se hubiese marchado de nuevo. Salgo de mi mesa y voy estirando la espalda hacia su mesa.
-Psst- le chisto a Daisy y le indico a Violeta con la barbilla. Daisy se encoge de hombros y sigue con el desguace.
Violeta está derrumbada sobre la mesa, con la cabeza sobre los brazos y durmiendo como una bendita. No me lo puedo creer. Esto lo he visto yo mil veces. El niño se pilla un disgusto, se cansa de llorar y con los ojos pegaditos en cuanto se tranquiliza, ¡PAM! dormido. Pero esta criatura ya tiene pelillos, joder
Me acerco a Daisy.
-Daisy, ¿Este servidor está bueno?
-No, placa muerta.
-¿Me lo prestas?
-Me da igual.
Cojo el servidor. Es un 4U. Daisy le ha sacado todo lo recuperable y queda tan sólo el hierro y la placa. Pesará 18 o 20 kg. Me lo llevo junto a la mesa de Violeta y lo levanto por encima de la cabeza. A continuación lo lanzo plano contra el suelo con todas mis fuerzas.
¿Alguna vez has dejado caer un servidor desde dos metros de altura? Es una maravilla. Suena como estampar un luser contra una puerta de chapa. Es delicioso. Como tren que sale de Córdoba a las 5 de la tarde con un luser atado a la máquina con un cubo de peltre a modo de casco que choca con el expreso que viene de Madrid con otro luser atado a la máquina justo cuando ambos trenes alcanzan la máxima velocidad. Calcula los decibelios y el dinero desperdiciado en cubos.
MKII grita como una colegiala y la corbata se le acelera.
Violeta grita también a la vez que salta en la silla, con la mala suerte de que las rodillas chocan contra la mesa, así que cae a la silla, pero como tiene ruedas, se va rodando hacia atrás hasta que choca con la pared. Daisy por su parte cae de culo y tan rápido se quiere levantar que sin querer casi astilla la mesa de un cabezazo.
Daisy tuerce un pelín la comisura derecha de los labios. El equivalente en su especia a descojonarse.
-Ay… ¿Qué ha pasado?
-Que se me ha caído esto- le digo señalando al suelo. He roto dos baldosas. Ha valido la pena.
-¿Me he… dormido?- dice avergonzada.
-Pues es posible, porque el ordenador sigue sin estar montado.
-Ay, es que a mi esto de los tornillos no me va mucho, ¿sabes?
Uy. Uy. Terrible sospecha.
-Discúlpame un momento, por favor- le digo mientras salgo por patas. Voy a ver a Havenocon. Entro en su despacho. Tiene sonrisa de zorra. No de puta, si no de zorra astuta.
-¡Una hora! Estás perdiendo facultades, Wardog.
-La madre que te parió. ¿De quién?
-Es la hija del abogado que ha llevado siempre los asuntos de $Hyperboss. Son muy amigos.
-¿Y puedo…?
-Como hermanos.
-Tal vez…
-Uña y carne.
-Se ha dormido.
-Pues tiene que terminar las prácticas.
-Pues le ponemos un sofá cómodo que en la silla de despacho se va a joder la espalda.
-No, no, no, búscale qué hacer, que no sienta que la aprueban por aprobarla. Es complicado. Su padre quiere que aprenda el valor del trabajo pero ella es una niña mimada.
-Pero por qué me odiáis tanto.
-We love you.
-Te has quedado sin Facebook- le digo mientras me levanto de la silla. Qué hija de puta, lo bien que se lo pasa.
-¡Eh! ¡No jodas, que tengo que investigar candidatos!
-Te jodes.
Me vuelvo al despacho y Violeta está intentando colocar el procesador en la placa.
-¡Eh, genial, Violeta! ¿Cómo vas?
-No soy capaz de encajar esto- me dice sujetando el procesador con un dedazo en todos los contactos sin ningún pudor.
-Verás, los procesadores se insertan en un zócalo ZIF y sólo hay que ponerlo en la posición correcta, no hace falta apretar y…
Miro dentro de la caja. Miro el socket del procesador. Aquello es una desgracia. Creo que ha doblado los 1150 pines. Destrucción completa. Me acerco un poco más y veo que hay pines rodando por la placa base.
La miro. Me mira. Le brillan los ojos. Se le aguan.
-¡mmmmMMmmmMMMBUAAAAAAAAAH! ¡MEVASAECHARBORGUESOYUNAINÚDIIIIIIIIIIIIIIIL! ¡BUAAAAAAAAH!
-No, mujer, es que no hemos encontrado tu lugar en este mundo.
-Daisy, ¿te importaría montarle tú el ordenador?
Daisy mete la mano debajo de la mesa y saca una CPU montada, limpia y brillante. Huele a lubricante y a perfección.
-Toma. Tiene Windows- dice, escupiendo la palabra Windows. Daisy es capaz de decir tantas cosas con tan pocas palabras.. $deity, son tan distintas… como la noche y el día. Como el bien y el mal. Como el BOFH y el luser.
Espera, creo que tengo una idea.
-Oye, Violeta, ¿tú sabes usar Excel?
Crisis, capítulo 11: Voy a ser sincero contigo.
Este capítulo me ha costado mucho. No sé por qué exactamente. No encontraba las palabras, de ahí la tardanza. Aunque lo cierto es que no tengo mucho tiempo para escribir, los ratos que he podido ir sacando no han sido productivos porque me quedaba volando en círculos alrededor de lo que quería escribir para, al […]
Crisis: capítulo 10
Nuevo capítulo de Crisis: Cinco menos uno. Comos siempre, espero que os guste.
BOFH-Zen: La práctica (palito)
Cuando el cerezo comienza a perder su flor, es el protoBOFH quien acude a las empresas a recibir la llamada formación en centro de trabajo. Me consta que en algunas empresas a los practicantes los tratan como a equipamiento de oficina: hacen fotocopias, traen café, archivan, dan masajes en las corvas con tal de agradar […]
Crisis, capítulo 7: Cobertura
Como siempre, lo podéis leer aquí http://crisis.mundowdg.com/index.php/2019/02/28/7-cobertura/. Si queréis. No es obligatorio. Todo esto es just for fun. Eso.