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  • Sin publicidad

    Me he cansado de poner publicidad para costear los gastos del blog. Puedo asumirlos por mí mismo. Hago esto por diversión.

    Pero si te apetece pagarme una cerveza, aquí tienes un botón:

  • ¡Cómprame un libro!

    320 páginas de celulosa no retroiluminada vintage con lo que hay aquí y el final de "Un nuevo mundo". No necesita baterías y funciona con casi cualquier luz visible.

    Aviso: El papel puede cortar. Consideradlo una feature de ataque a lusers.

  • Buen leer

    El increíble viaje del faquir que se qeudó atrapado en un armario de IKEA,d e Romain Puértolas

    El último pasajero, del maestro Manel Loureiro

    Tengo una pistola, de Enriqe Rubio

  • Luser a tiempo completo

    A estas alturas de la película nadie se sorprende de que un luser guste de armarla día sí día también. Es el caso del señor Lag. Auspiciano Lag es del tipo de luser con raciocinio diferido: el cuerpo va por delante y luego si eso, al rato llega el cerebro.

    Hoy además, ha tenido el día tonto.

    ¡Bimbambidubi! ¡Dubi!

    -Ha llamado a la lámpara virtual, como no puede frotar, diga el nombre del genio.
    -¿Wardog?
    -Da gusto cuando le piropean a uno. Te concedo un deseo.
    -¿Wardog?

    Hago una pausa. He reconocido la voz de Auspiciano Lag. Ahora si eso llega él. Abro el cajón y me saco una barrita de cereales. La abro y voy mordisqueándola. Está buena. Tiro el envoltorio con tan mala suerte que se cae de la papelera. Me agacho y lo recojo.

    -¡Jajajaja! Eres un cachondo, Wardog.
    -¿Eh? ¡Ah! Dime, ¿qué te pasa?
    -Pues que hace un rato mandé a imprimir un informe y no sale.
    -Ahm… ¿por qué impresora?
    -Por…-silencio al otro lado. ¿He hecho notar que el señor Lag tiene un marcado acento luso y habla muy, muy despacio?- por una muy grande que está en el pasillo.
    -Señor Lag, que hay una impresora muy grande en muchos pasillos. ¿Cómo se llama?
    -Voy a ver.

    Suelta el teléfono en la mesa. Pues no te creas tú que me ha quitado el hambre la barrita esa. Lo mismo debería ir a comprar un sandwich o algo. O mejor le pego un toque a Seve, el del bar, que me prepare un montao de jamón y con eso aguanto hasta mediodía. Ahora cuando bajemos a fumar lo recojo y me lo meto entre pecho y espalda.

    -¡Wardog!
    -¡Joder qué susto!
    -¡Es una hachepé ochomil… nosecuántos! Jo, se me ha olvidado… espera, que voy otra vez.
    -No vayas, que no quiero dedicar mi vida a resolver esto.
    -Vale.

    Clac… ha ido. Si es lo que digo, que su cuerpo ya había decidido que iba, el cerebro ha recibido una orden. En cuanto pase un tiempo, volverá, seguro.

    -Ya estoy aquí. Es una espson… ¿qué era? no… una…
    -¡Da igual! Si yo me refería al nombre de la impresora pero en el PC.
    -¡Ah! La I102. ¡Lo podías haber dicho antes! Con el paseo que me he dado…
    -Hombre, si yo te lo hubiese dicho, pero es que no estabas. Déjame ver.

    Miro la impresora y este buen hombre no ha mandado nada a esa impresora.

    -Oye, que no has mandado nada. ¿Le has dado a imprimir?
    -¿A dónde?
    -A imprimir. El botoncino de la impresora.
    -¡Ah! No, lo tengo en pantalla, no le he dado todavía.
    -Joder. ¿Y cómo carajo quieres que salga si no lo mandas? ¿Qué retorcido mecanismo mental te lleva a decir que has usado la impresora I102 para imprimir si no le das al botón que lo hace?
    -Es que siempre me pasa lo mismo. Nunca me ha salido, así que se lo mando a un compañero por email y me lo imprime él, pero es que hoy no ha venido. Sé que es esa impresora porque sale seleccionada ya…
    -Morro tienes. Dale al botoncito de la impresora y te saldrá.
    -Vale, vale, perdona.
    -Grmfls…

    En serio: ¿tan difícil es usar las herramientas de trabajo? Joder, que casi todo el mundo de todos los gremios sabe usar sus herramientas. Ahora, en cuanto un PC aparece en escena el cerebro se va de cañas. Tiene cojones la cosa.

    -Maqui, ¿hace un pito?
    -Vamos.

    El Máquina II no fuma, pero le gusta que le de el aire y a veces nos echamos un cafelito en el bar ya que estamos. Ventajas del BOFH-Zen.

    ¡Bimbambidubi! ¡Dubi!

    -Mierda, no hay cigarro, no. Sistemas, panderetas, mazapanes y fum fum fum. Dígame lo qué de lo cuálo si lo quién.
    -¿Wardog?
    -Coño, señor Lag, cuánto tiempo. ¿Cómo andamos?
    -Que no sale eso. No sale.
    -Venga ya. ¿Le has dado al botoncico dela impresora?
    -Sí, pero no sale.
    -Déjame ver.

    Miro la impresora. Nada, que este buen hombre no ha enviado nada.

    -Pues no, no has enviado nada. ¿Cómo le has dado? ¿Con el dedo?
    -No, con el ratón, hombre.
    -¿Con qué botón?
    -Con el derecho. Y salen unas cosas muy raras en la pantalla pero no sale nada por la impresora.
    -Usa el otro botón.
    -Ah. Vale.

    Clic. Tengo que hablar seriamente con los de RRPHH. Esto no es normal. Que les monten a los lusers un plan de formación para trabajar, desde contar con los dedos hasta, por lo menos, cinco y usar el ratón, el teclado y los ojos en conjunto.

    Dios…

    -Maqui, vamos, anda, que ya me están tocando los…

    ¡Bimbambidubi! ¡Dubi!

    -¡Sistemas!
    -Que no sale. Que le he dado al otro y no sale. ¿Tú sabes cómo va esto o llamo a El Máquina II?
    -Pues un segundo que le pregunto. Oye, Maqui, ¿quieres atender tú a un tío que le da a imprimir con el botón derecho?
    -¿Que quéeee?
    -Lag, que dice que pasa de voacé.
    -Pásame entonces.
    -Que no quiere atenderte. Es que hoy lleva un día intenso el muchacho sobándose la corbata y no se le puede molestar.
    -Ahm, ¿espero o me llama él?
    -Vamos a ver, señor Lag. Si para esto no hace falta que nos llames. Tu problema es que no sabes usar tus herramientas de trabajo. Y de eso no tenemos culpa ni El Máquina II ni yo. ¿Lo entiendes? Lo que pasa es que somos muuuuy amables y toleramos que nos moleste gente que no sabe hacer su trabajo como $Deity manda.
    -¡Oiga! ¡Que yo sí se hacer mi trabajo! ¡Veinte años llevo haciéndolo!
    -Tiempo más que suficiente para aprender a usar el ordenador.

    Silencio al otro lado. Ya cansa esto… es lento el tío. A ver lo que tarda en rumiar ahora, porque ahora mismo el cuerpo debe estar inmóvil del todo, ergo…

    -Pues entonces no funciona.
    -Hala, tócate los cojones. A ver, criatura, ¿de qué color es el botón que has pulsado para imprimir?
    -Gris con una impresora dibujada.
    -No, joder, en el ratón.

    Silencio. Ahora toca esperar a que mire el botón, lo pulse de nuevo porque sí, para absorber el color con la yema del dedo, levantar la cabeza de nuevo y contestar.

    -Azul.
    -Eso es la rueda del ratón. Un poco más a la izquierda, si eso.
    -¡Pues anda que no hay botones! ¡Madre mía!
    -Tres.
    -Bueno, voy a ver qué sale. Me llevo el teléfono.
    -Tú mismo.
    -No sale nada.
    -Un segundo.

    Miro otra vez la impresora. Vale, no tiene papel.

    -Oye, Lag, que no tiene papel la impresora. ¿Sabes ponerlo o te mando un técnico especializado?
    -Ya lo pongo si eso.

    Se oye traqueteo. Abrir y cerrar de cajones. El rasgar de un paquete de folios. Cierra el cajón.

    -No sale nada.
    -¿No?
    -Hay un botón que parpadea y encima  pone recuperar trabajo. ¿Le doy?
    -No preguntes, ya le has dado.
    -¿Y cómo lo sabes?
    -Intuición femenina.
    -¡Ya imprime!
    -Mi felicidad alcanza ahora mismo cotas de inusitada elevación.

    Clic. Me ha colgado. ¿Ni un gracias ni nada? Pues te quedas sin $home, por jodíoporculo y por maleducado. Hala. Le quito su $home y me la copio en otro sitio para que se entretenga un rato buscando cosas.

    -Maqui, vamos a fumar que humo ya me sale de las orejas.
    -Con lo tranquilo que tú eres…
    -Hay cosas que me enervan aún… la carne es débil, macho.
    -¿Y quién era?
    -Auspiciano Lag.
    -Dios. Menos mal que lo has cogido tú. El otro día me tuvo dos horas al teléfono para meter su usuario y contraseña en el correo.
    -Me lo creo.

    Nos bajamos a fumar y a por el bocadillo, que me supo a gloria. Auspiciano llamó cuando lo llevaba a la mitas y la caña sin probar. Cojones.

    -Dime, Lag, ¿qué pasa?
    -Que han desaparecido todos mis ficheros.
    -Los ficheros no desaparecen, hombre.
    -¡Que sí que sí! ¡Que no están! ¡Con este servicio informático no hay quien trabaje! ¡Elevaré una queja formal al jefe!

    Parece mentira que alguien que habla tan despacio pueda gritar tanto. Ntchs…

    -Como quieras. De hecho creo que ya lo has hecho.
    -Pues sí. ¡Me estás espiando!
    -Que no, que es intuición femenina, te digo. Que da igual, Auspiciano, luego mando un email diciendo que tienes serios problemas para usar el ordenador y que lo más seguro es que hayas borrado todos esos documentos sin querer, que quién sabe qué más cosas andarás borrando por ahí.

    El Máquina II me mira con los ojos muy abiertos mientras mastica un bocata de anchoas.

    -¿Y no me lo puedes recuperar?
    -Cuando mandes un mensaje al jefe renegando de tus malas palabras con copia a todo el mundo y explicando que ha sido un accidente desafortunado, que los informáticos te atienden siempre estupendamente y que no hay que molestarles con chorradas, lo intento.

    El del bocadillo de anchoas se descojona y llena la barra de migas.

    -Venga, vale, perdona. Ahora la mando.

    Clic. Ahora el que se queda con los ojos como platos soy yo. Lo mismo mañana se da cuenta de que le estaba vacilando… En fin. Ahora está más rico el bocata.

    Cuando subimos al despacho nos estuvimos descojonando un rato largo con el mensaje de disculpa y de las alabanzas que vertía Lag sobre nosotros. Tanto nos reímos y tanto nos felicitó $Hyperboss que le devolví la $home al punto, no sin antes renombrar todos los ficheros a «fichero1.doc, fichero2.doc, fichero3.doc» alegando que los nombres no los pude recuperar. Pa que vuelvas.

    Al final de la jornada cojo el coche y me marcho bastante cansadito. Miro por el retrovisor y veo que Auspiciano Lag me sigue en su coche. Acelero un poco para alejarme de él. Que no averigüe cómo se va a mi cas. De repente, los coches de delante pegan un frenazo. Instintivamente clavo los frenos y miro por el retrovisor. Lag se acerca a la misma velocidad que antes. Dios. Le veo la cara. Que no frena el hijoputa. Que no frena. Ay madre. Ay que me da.

    Cuando veo que la colisión es inevitable, meto primera, echo un vistazo de medio segundo al retrovisor derecho y me meto en el carril bus acelerando a tope. Un segundo después, Auspiciano clava los frenos y se queda parado donde justo hace un momento estaba mi coche.

    Con los huevos aún en la garganta salgo del coche y me acerco al de Auspiciano Lag. Golpeo la ventanilla con el puño.

    -¡Baja la ventanilla!

    Le veo moverse lentamente buscando el mando de la ventanilla. Lo acciona y se baja.

    -¿Estás loco? ¡Que casi me das un golpe de radiador en el lomo!
    -Perdona, Wardog, perdona. Es que no se te han encendido las luces de freno y no te he visto frenar.
    -¿Tengo las luces de freno fundidad? ¡Joder! ¡No lo sabía! ¡Pero coño, un coche parado se ve estupendamente!
    -No, si yo veía que tu coche cada vez se hacía más grande, pero no pensé que estuvieses frenando.
    -No, es que mi coche se infla de vez en cuando, no te jode…
    -¡Yo qué sabía, chico! Como no se encendían las luces…
    -Y dale Perico al torno… macho, lo tuyo es de órdago. No sé cómo puedes tener el coche entero todavía.

    Los coches empiezan a moverse y le dejo  en el suyo mientras me apresuro a quitar el mío del carril bus. Me incorporo delante de Lag. No es que me esté dejando pasar cortesmente, es que su cerebro tiene que subir la ventanilla, ver el disco verde y escuchar la ensordecedora sinfonía de pitidos que le insta a mover el culo.

    Al final lo del coche fue el fusible, lo cambié por el del regulador de altura de los faros y a correr. Me quedan dos dudas de nada. Una es qué carajo habrá pasado para que se queme el fusible. Dudo que sea del frenazo. La otra duda es cómo cojones Auspiciano Lag puede seguir vivo y sin amputaciones. Y una tercera. ¿Cómo puede seguir teniendo trabajo con la que está cayendo?

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