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  • No esperes que un luser haga su trabajo bien. En cambio, espera siempre que intente encasquetártelo.
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  • Sin publicidad

    Me he cansado de poner publicidad para costear los gastos del blog. Puedo asumirlos por mí mismo. Hago esto por diversión.

    Pero si te apetece pagarme una cerveza, aquí tienes un botón:

  • ¡Cómprame un libro!

    320 páginas de celulosa no retroiluminada vintage con lo que hay aquí y el final de "Un nuevo mundo". No necesita baterías y funciona con casi cualquier luz visible.

    Aviso: El papel puede cortar. Consideradlo una feature de ataque a lusers.

  • Buen leer

    El increíble viaje del faquir que se qeudó atrapado en un armario de IKEA,d e Romain Puértolas

    El último pasajero, del maestro Manel Loureiro

    Tengo una pistola, de Enriqe Rubio

  • Gilipollas (sí, otra vez)

    Ha costado. Ha sido duro, pero la migración al nuevo sistema ha acabado. Bueno, al menos la parte técnica. Se han mantenido las especificaciones antiguas del ERP y se han añadido innumerables mejoras. Y no exagero, porque he perdido la cuenta de los documentos que he tenido que redactar para solicitar las mejoras.

    Se ha multiplicado por mil la conectividad del sistema, es mucho más ágil, más intuitivo y hasta más bonito.

    Claro, que siempre hay un pero. Lusers. Su incompetencia también se ha multiplicado por mil. Antes, los lusers trabajaban en un emulador de terminal, en modo texto. Tecla para arriba, tecla para abajo… Y se acostumbraron. Porque antes del UNIX, esta gente trabajaba con una versión tempranera de  THEOS. Y a THEOS se tuvieron que acostumbrar, porque antes de eso, todo se hacía en papel y a boli. Y por el año 83, Killminds ya se postulaba como empresa bestia. El cambio de THEOS a UNIX por lo visto resultó traumático. Cambiaban muchas cosas. Concretamente que los comandos estaban en otro sitio.

    Después de diez años con UNIX, ahora el cambio ha sido nada  más y nada menos que a Windows. No veas. Colorines por doquier, botones a cascoporro… un lío para esta gente. ¡Hay que usar el ratón! ¡Y encima, está esa interfaz futurista!… Imposible comprender que la lupa representa una búsqueda.

    -¿Y cómo she yo qule la lupla esh para bushcar? ¿Y si esh parla blorrar y lo jodlo todo qulé? ¿Eh?
    -Hombre, desde hace años y años, la lupa es para buscar. Y si no mira a Sherlock Holmes, el provecho que le sacaba. Y para borrar, está el cubo de basura.
    -¿Y shi le dloy shin querelr al cublo de bashurla?
    -Pues hombre, hay que ser muy patazas, porque hay como un palmo de distancia entre los dos botones… Además, que te sale un mensaje para que confirmes.
    -¿Y shi le doy y lo borrrlo?
    -Pues se borra.
    -Puesh esh que he eshtado dlándole al cublo pa bushcar y no hacía mash que shalirl menshajes y yo dándlole que shí pa bushcar y creo que lo he blorradlo tlodo. ¿Y ahorla que haglo?
    -Pues lo de siempre, que te jodes por gilipollas. Y no le des más vueltas, que lo tienes que usar.
    -Puesh no me gushta el shistema nuevlo.
    -Si es que no se trata de que te guste. Es que es lo que hay.
    -Puesh she lo voy a decirl al jesfhe.
    -Tú misma.

    Y no sólo es el cambio de interfaz. El cambio ha alcanzado también a la lógica de funcionamiento para ajustarse a un modelo más «natural». Por ejemplo, no se puede hacer un albarán de algo que no está en stock. Y se supone que es algo «natural», no puedes servir algo que no tienes. Y si lo tienes y no está en el ordenador, chico, eso hay que revisarlo. Pues no. Lucy dice que no.

    -A ver si lo entiendes de una puta vez, Lucy. Si no aparece en stock, no lo puedes servir.
    -¡Uy que no! ¡Pues antes se podía!
    -Pero ya no. Si no está, tenéis que hacer que os averigüen qué ha pasado con el stock. Es así de fácil.
    -Pues no pues no pues no. Lo dejamos en negativo y yastá.
    -Que no. El sistema no te permite negativos. Se ha hablado mucho de esto y no pueden haber cantidades negativas en el almacén. Punto.
    -Pues meto cien unidades falsas y punto.
    -Vale, buena idea. Y cuando hagamos inventario veremos que Lucy ha metido cien unidades porque es gilipollas.
    -¡Sin insultar!
    -Y dale. Que definir no es insultar.
    -Pues le voy a tener que decir al jefe que esto es una mierda.
    -Tú misma.

    Es cierto que puede ser un poco pesado eso de que no te deje servir si no hay stock, pero con el movimiento caótico de mercancías por el almacén de Killminds, no queda otra. Porque aquí nadie se preocupaba de descontar o añadir la mercancía. Lo apuntaban en un papel para «hacerlo luego» y al final con ese papel creo que se liaban los porros de mediodía. Ahora, en cada puerta de paso del almacén, tenemos «chivatos». Terminales que leen la etiqueta del artículo que pasa por la puerta y hacen el movimiento de almacén correspondiente. Para ello, hay que pasar el producto por una especie de ventanuco donde tenemos un lector omnidireccional que lee el código de barras y ejecuta el movimiento correspondiente. La opción RFID era demasiado cara, pero hubiese sido la ideal. Además, sólo permiten la entrada o salida de material que esté programada. Es decir, si de almacén entra a un taller, si no hay órdenes que requieran esa materia prima, no se acepta el movimiento. Pues tampoco.

    -Es que esto es un coñazo.
    -Ya estamos, Casconulo. ¿Qué te pasa?
    -Que cada vez que quiero meter una bobina al taller hay que pasar el código de barras.
    -¿Qué te cuesta si lo haces desde el toro, cashoperro?
    -No, si no es lo que cueste.
    -¿Entonces? Pues que si quiero meter firulillos del 34 para una orden, y resulta que en esa orden los firulillos tienen que ser del 26, pues no me deja.
    -¿Y tú no puedes atenerte a lo que diga la orden?
    -Es que queda mejor con los del 34.

    La madre que lo parió.

    -A ver si lo entiendes así: si pone del 26, mete del 26 y punto. Si está así será por algo. Tú limítate a hacer tu trabajo.
    -Nah, si lo tengo controlado, mira…- Se baja del toro desde el que estaba hablando conmigo, levanta el asiento y veo como doce kilos de pegatinas de códigos de barras-. ¿Ves? Aquí busco ahora una de firulillos del 26, la pego encima de la de firulillos del 34 y ya me deja pasar los firulillos. Pero es que esto es un coñazo, porque tardo un montón en buscar las pegatinas…

    Y yo no sé qué me sorprende más. Si que se le haya ocurrido a él solito esa maravillosa idea digna de que le den una patada en los huevos, o que directamente no haya decidido pasar los firulillos pasando en moto del lector.

    -Mira, eso no lo puedes hacer. Tienes que meter en el taller lo que la orden te pida. Y no hay más.
    -¡No hombre! ¡Si es que yo sé lo que va mejor! Lo único que te pedía, es que el ordenador me deje pasar lo que yo quiera y luego que descuente lo que se gaste de lo que ponga en la orden.
    -A tí tu madre te arreaba en la cabeza con un caldero de pequeño, ¿verdad?
    -¿Por?
    -Porque esas gilipolleces no se le ocurren a la gente normal. Mira, dedícate a meter lo que pone en las órdenes y punto. Ya está, es así de fácil.
    -¿Y si no hay?
    -Pues no lo metes y punto, ya repondrán en el almacén o cambiarán la orden. Pero tú no puedes cambiarlo a tu antojo. Punto.
    -Pues vaya mierda. Ya hablaré yo con el jefe, ya…
    -Pues hala, tira.

    Ya me están tocando los cojones con tanto hablar con el jefe. Panda de…

    ¡Trimpititrin! ¡Trimpititrin!

    -Sistemas…
    -Oye Wardog, escúchame un poquito, ¿mestásescuchando?
    -Sí, Lucky, alto y claro, mal que me pese.
    -Mira, es que estoy haciendo una remesa de pagos y…
    -¿Cuántas veces te he explicado cómo va lo de las remesas de pago?
    -¡Uy! ¡Muchas!
    -¿Y cuál es el problema?
    -Es que he perdido una y…
    -No, no me refiero al problema concreto. Me refiero a si es que no te funciona la puta neurona que te queda.
    -Es que el sistema este es muy raro y no veo las cosas y…
    -Pues mira, ya estoy hasta las narices. Lee el manual, lee tus notas, lee los mails que te he enviado, pero déjame en paz.
    -Es que si yo no sé, me tendrás que enseñar.
    -No. No te equivoques. Te enseño si quiero y por cortesía. Pesao. Que eres más pesao que una vaca en brazos. Joder.
    -¡Ay Virgen Santa! ¡Ay Virgen Pura!

    Clic. Coño ya de listos y de tocapelotas, joder…

    ¡Trimpititrin! ¡Trimpititrin!

    -Sistemas…
    -Pues como no me enseñes se lo digo al jefe-. Joder. Ya este no se da por aludido ni cuando le paso con Tono.
    -Por mí como si te la machacas con la grapadora, majo.

    Clic.

    ¡Trimpititrin! ¡Trimpititrin!

    -¡Qué cojones quieres ahora!
    -¡Tranquiiiilo machote!

    -Ah, eres tú Charlie V, perdona, creí que eras otra persona que me tiene bastante hasta los huevos. Dime.- Charlie V es un fichaje más o menos reciente del departamento de exportación. Lo de «V» es porque es el quinto con ese nombre que pasa por ahí.

    -No, nada, si es una tontería, seguro. Mira, es que quiero sacar una consulta comercial y aquí salen unas cosas muy raras.

    Enchufo VNC para ver las cosas raras. Veo la pantalla de consultas recién cargadita, con todos sus campitos opcionales de búsqueda.

    -¿Qué le pasa?
    -Que aquí hay muchos campos y me paso horas rellenando y luego me faltan cosas en el listado.
    -No te entiendo.
    -Sí, mira, yo empiezo a rellenar. País, «Angola»; Clientes, «15465» y ahora le doy aquí y pongo «ó 2654 ó 9572…» y claro, siempre se me olvida algún cliente. Pero luego es que hay cosas que son absurdas. Mira, aquí ahora tengo que rellenar los nombres de los clientes. Y aquí tengo que poner las identificaciones fiscales, y aquí las direcciones, y aquí los consumos… ¡y así con todos estos campos!
    -Charlie V, una cosa… ¿padeces de daltonismo?
    -No, no veo bien.
    -¿Miopía severa?
    -No, te digo que veo bien.
    -¿Ojo de cristal diestro y levo?
    -Joder, Wardog, que te digo que veo perfectamente, vale ya, que estás pesadito…
    -Pues entonces lo tuyo es disfunción neuronal, chico. ¿No has visto el letrero rojo que hay arriba que dice «Rellene los campos por los que desea filtrar?
    -Sí, lo he visto- me dice con el tono borde que caracteriza a los nuevos sin domar-. ¿Y eso qué significa?
    -Que la disfunción neuronal es severa de cojones.
    -Ya está el graciosito. ¿Me vas a decir cómo va esto o qué?
    -No.
    -Vaya mierda de sistema informático, vaya mierda de ordenador… no, si voy a tener que…
    -¡No me digas nada! Vas a hablar con el jefe.
    -Pues sí.
    -Pues pide turno, que se ve que hoy va a estar bastante ocupadillo atendiendo el teléfono.

    Clic.

    El cambio está costando. Mucho. A ellos por no leer y a mí por contenerme las ganas de repartir collejas con recorrido de brazo de 270º, de las que al impactar contra el sujeto le hacen tatuarse el teclado en la frente y/o sustituir teclas por dientes.

    ¡Trimpititrin! ¡Trimpititrin!¡Trimpititrin! ¡Trimpititrin!

    -¡Si el final de la conversación es que vas a hablar con el jefe ve colgando y le llamas!
    -No, majo, si yo soy el jefe. Vente para mi despacho, ¡pero ya!
    -Voy yendo, señor.

    Paseíto hasta el despacho de su señoría. Cuando $Boss se prepara para pegarme un rapapolvo tiene por costumbre cerrar la puerta del despacho con llave antes de que yo llegue. Para que llame y, supuestamente, aumentar mi ansiedad ante la inminente bronca. Además, el tío se trasiega un puro que huele divinamente y café de a 30€ el paquete de medio kilo. Y no ofrece el cabrón. Normalmente, cuando a alguien le espera de ese modo, el sujeto se pone nervioso, lo intimida. En cambio yo, tengo tan pelados los huevos de ver el paripé, y de discutir con el $Boss, que, sinceramente, si un día me abre el despacho vestido con un tanga de leopardo con un chorretón de sudor corriendo por el muslo para abajo, no me iba a sorprender ni lo más mínimo. Interpreto la llamadita de Jerez en la puerta de caoba de $Boss. Me abre.

    -A las buenas tardes, $Boss-. le saludo mientras tomo asiento y enciendo un pito.
    -De buenas nada.- Se sienta frente a mí y me quita el cenicero, para marcar el territorio. Me saco un papelito del bolsillo y hago un cenicerillo provisional.
    -¿Y eso? ¿Otra vez la úlcera?
    -Menos coñas. Llevo toda el día recibiendo quejas del sistema nuevo. Y es que es una mierda, por lo visto.
    -Ah, que es eso. Pues no, el sistema no es una mierda.
    -¡Claro! ¡Qué vas a decir tú! ¡Si lo has montado tú y todo lo que tú haces es maravilloso! ¡Faltaría más!

    Le doy una calada al cigarrillo y sonrío.

    -¿Usted recuerda la empresa esa que mandaba a unos señores muy trajeados, que se pasaban aquí horas y horas entrevistando gente, que iban con un portátil a todas partes y que cobraba un pastizal por ello?
    -Sí, claro que los recuerdo.
    -Bien. Me alegro.
    -¿Qué tienen esos que ver con lo que te estoy dicicendo?
    -Coño, porque el sistema nuevo lo han diseñado ellos y usted lo pagó gustosamente. Igual de gustosamente que ha firmado todos los informes de modificaciones, ampliaciones y demás cositas que se le han hecho a la mierda del sistema.
    -¡Pero es que la gente no puede trabajar a gusto! ¡Y eso no puede ser!
    -Acabáramos. Pero es que en esta casa, trabajar a guso es trabajar mal. Y como el sistema no les deja, buscan a un tonto que les haga caso. Y como yo no les hago caso, se buscan a quien les escuche.

    $Boss bufa, no está seguro de si le he llamado tonto o no.

    -Entonces, ¿el sistema está bien?
    -El sistema cumple todos los requisitos que tenemos especificados, probados y comprobados. Si quiere le paso los documentos de nuevo por si se le quejan de nuevo, que tenga argumentos. Y ahora, si me disculpa, tengo cosas por hacer aún y es tarde.
    -No, siéntate. Que tengo que hablar muy seriamente contigo.
    -No me irá a decir que los Reyes Magos son los padre, ¿no?.
    -Un poquito de seriedad, Wardog. Mira, todos los que me han llamado están muy disgustados porque dicen que les faltas al respeto.
    -¡Jajajaja! ¡Anda mira! ¿Y no le han dicho que les pego en el recreo?
    -Wardog, no te rías que esto es muy serio.
    -A ver como se lo explico yo sin que parezca otra cosa… Cuando uno me llama con un problema, lo soluciono y le explico cómo se hacen las cosas. Si me llama dos veces, hago lo mismo. Si me llaman tres veces, igual. Pero llega un momento en el que ya uno se harta y hay que poner las cosas en su sitio. Y si al que prepara carne se le llama carnicero, al que hace gilipolleces se le llama por su nombre.
    -¡Es que no tienes paciencia!
    -Lo que no tengo es tiempo, oiga. Paciencia me sobra, la prueba es que Lucky sigue vivo. Me falta tiempo para escuchar gilipolleces.
    -Pues esto se va a acabar. Tienes que tratar a los usuarios de igual a igual.
    -Por mí perfecto si es recíproco.
    -¿Qué siginifica eso?
    -Joder, que ellos me tratan como a un ser superior, con poder para solucionar todo, que todo lo sabe, que todo lo arregla. Me preguntan desde cómo hacer su trabajo, me piden muchas veces que yo se lo haga, me consultan cada movimiento y mientras, se dedican a meter la pata sin contemplaciones. Para ellos soy un ser superior y no me mola ni un cachito.
    -¿Y ellos qué son para tí?
    -Amebas gilipollas, en su gran mayoría.
    -¡Joder Wardog! ¡Te acabo de decir que tienes que respetar a la gente y me sueltas eso! ¡Tu es que no tienes vergüenza, joder! ¡Me tienes hasta los huevos!

    -Usted perdone. Pero es que le han llamado y le han contado un cuento que usted se ha creído. A ver, dígame. ¿Que pensaría de una persona que piensa que un botón con una lupa sirve para borrar datos?
    -Que es bastante cortita.
    -Aham. ¿Y si a esa persona se le explica que es para buscar, que para borrar se usa el cubito de la basura y le dice que qué pasa si lo borra todo por error y sin querer pese a haberle explicado que el borrado siempre pide confirmación?
    -Joder…
    -Y si, planteado lo anterior, ¿le dice que ya lo ha borrado todo?
    -¡Será imbécil!
    -Mmmmmnop… gilipollas. Pollamboca es gilipollas.
    -Wardoooog….
    -Supongamos ahora que una persona X hace albaranes- enarca una ceja-. Esa persona se encuentra con que el ordenador dice que no hay stock. ¿Qué haría esa persona?
    -Pues no poner eso en el albarán.
    -¿Y si esa persona exigiese por las bravas que el stock se quedase en negativo?
    -Pues estaría haciendo una gilipollez porque mantener el stock ajustado a la realidad es primordial y casi sólo por eso cambiamos la aplicación.
    -Vale. Pues entonces Lucy es gilipollas-. El $Boss hace el amago de regañarme, pero le interrumpo-. Ahora dígame. Si el sistema le pide a un usuario que meta en un taller un artículo concreto, pero el usuario piensa que es mejor meter otro, saca del maletero del toro una etiqueta falsa y cambia una por otra y falsea la entrada, a eso cómo se le llama?
    -¡Gilipollas! ¡Ese es un gilipollas! ¿Pero a quién se le ocurre?
    -A Cascoloco.
    -¡La madre que los parió! ¡Pero serán gilipollas! ¡Pero de dónde sacan esas ideas! ¡Me cago hasta en la madre que los pateó!

    Se levanta de su silla, estrella el puro contra el cenicero y sale escopetado por la puerta farfullando algo con las palabras «empresa», «locos», «gilipollas» y algo acabado en «uta», pero no oí nada de «Teresa». Salgo escopetado y desde la puerta le grito:

    -¿Entonces puedo seguir diciendo gilipollas?
    -¡Vete a la mierda, Wardog!

    Mira que me dan guerra, pero si es que a esto se le coge el gustillo, oye, se le coge el gustillo.

    Superación bicúbica

    Los días pasan. Uno se hace a la rutina. Y lo que tiene la rutina es que al final hace callo y lidias con las gilipolleces de tal manera que uno ya casi ni pestañea cuando le dicen que no encuentran un pedido del doce de diciembre de dosmil doce que no han picado. Sólo […]

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